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17 mar 2021Cars

Viaje en invierno

17 marzo 2021

Jun Nishikawa

Foto: James Whitlow Delano

El cambiante clima de Japón en invierno, que puede alternar momentos de nieve y sol el mismo día, ofreció las condiciones perfectas para probar el nuevo Ferrari Portofino M. Emprendimos un viaje desde Hiroshima hasta el Mar Interior de Seto, un recorrido repleto de paradas poéticas entre templos históricos y tranquilos pueblos pesqueros


Aunque la primavera se aproxima por el horizonte, desde la ventanilla del nuevo Ferrari Portofino M parece que estamos en pleno invierno. La nieve cae sobre Hiroshima, el cielo ha empañado el color del amanecer y la temperatura va en descenso. 

No importa, porque este coche tiene doble personalidad, puede comportarse como un auténtico descapotable cuando se abre el techo, y como un verdadero coupé cuando se cierra. Y a pesar de que el firme está resbaladizo, el Portofino M recorre sin problemas un paisaje urbano que mezcla el sabor de lo antiguo y lo moderno.

Nuestro destino es el templo de Fudoin, no muy lejos del centro de la ciudad. Es un hermoso lugar de culto edificado con madera que data del periodo Heian (siglos VIII-XII) y alberga una serie de construcciones y bienes de interés cultural. Entre ellos se encuentra la puerta de la torre, una magnífica estructura de dos plantas que representa a la perfección los estilos arquitectónicos del periodo Muromachi (siglos XIV-XVI), con "guardianes" Nio de tres metros de altura que se erigen como centinelas para proteger el Kondo, o salón principal.

El templo constituye una de las mayores muestras que quedan en Japón de ese estilo arquitectónico y, si aún existe, es porque escapó milagrosamente al poder destructivo de una bomba atómica. Permanece como un recuerdo de la Hiroshima anterior a las 08:15 del 6 de agosto de 1945.

Con Hiroshima ocurre algo parecido. Sigue en pie para mostrar al mundo la capacidad de destrucción de la humanidad y es conocida mundialmente (junto con Nagasaki) como un lugar que se recuperó de la devastación sufrida al final de la II Guerra Mundial. Actualmente es una de las ciudades más populares de Japón para los visitantes extranjeros, con cifras de turistas solo por detrás de Tokio y Kioto.

Sin embargo, incluso para los que llamamos a Japón nuestro hogar, hay mucho más por descubrir aquí. Tomamos la autopista que conduce de Hiroshima a Kure, una ciudad situada a unos 30 km al sureste que es famosa por sus astilleros. El último convertible del Cavallino Rampante cuenta con numerosas novedades técnicas y de diseño que mejoran las prestaciones, pero sigue brillando como un confortable GT que nos conduce velozmente hasta nuestro destino. Proporciona una conducción suave ayudada por unos asientos extraordinariamente cómodos, pero posee amplias reservas de par motor que nos dan aceleración extra cuando la necesitamos. 

En Kure nos recibe el espectáculo del Mar Interior de Seto y sus aguas relucientes. Cuando las nubes se dispersan y se abre paso el sol, solo 14 segundos separan el acogedor habitáculo del cielo azul, el tiempo necesario para abrir el techo retráctil (RHT). Con el nuevo manettino de cinco posiciones en modo Race, toda una novedad en un Ferrari GT descapotable, continuamos nuestro viaje.

Ahora el Portofino M revela la otra cara de su personalidad. La nueva caja de cambios de ocho velocidades, que pasaba inadvertidamente de una marcha a otra en la autopista, se muestra más vivaz y alerta, algo que se refleja en la respuesta del acelerador. El GT se comporta ahora como un deportivo; la potente aceleración del V8 turbo de 620 CV nos hace disfrutar durante todo el trayecto por la costa. 

Pasamos por zonas pobladas de limoneros y cruzamos el puente de Akinada en dirección a la isla de Shimo-kamagari. Esta región prosperó en el periodo Edo (siglos XVII-XIX) como lugar de paso hacia Edo (antiguo nombre de Tokio) y era incluso punto de parada para los enviados coreanos en misión diplomática.

Después de un almuerzo compuesto de marisco fresco, seguimos nuestro viaje poniendo rumbo hacia las otras islas, empezando por Kami-kamagari. Nuestro destino final es Toyoshima, una pequeña isla de unos 2000 habitantes. Allí la naturaleza es desbordante; sus principales industrias son la pesca y el cultivo de cítricos.

Cuando el viaje llega a su fin, mis ojos se detienen en la imagen de un puerto pesquero. Está impregnada de la atmósfera del viejo Japón, y mientras disfrutamos de las vistas, me siento realmente afortunado de haber llegado hasta aquí desde Hiroshima. Puede sonar extraño, pero este viaje me ha permitido, como japonés y viajero, apreciar mejor mi propio país.

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