Texto Jason Barlow
Las 24 horas de Le Mans han sido durante mucho tiempo el terreno de juego ideal para el Cavallino Rampante
Le Mans es la carrera de motor más fascinante del mundo. No te das cuenta de la enormidad del desafío hasta que el sol se pone y la oscuridad envuelve La Sarthe: 24 horas es una barbaridad de tiempo corriendo con un coche.
Ferrari iba en cabeza en el evento de este fin de semana con el 488 GTE, que ha establecido una ventaja impresionante en una clase extraordinariamente reñida. El nuevo coche anuncia el regreso del motor turbo de Ferrari, visto por última vez a principios de 1990 con el F40. El perfil del extractor delantero y trasero confiere al coche una mayor carga aerodinámica, mientras que la caja de cambios es transversal y tanto la suspensión como los frenos han sido actualizados.
La ausencia en la categoría LMP1 puede impedir una victoria general para Ferrari en 2016, pero Le Mans sigue siendo el escenario de algunas de las más espectaculares victorias del Cavallino Rampante. De hecho, ha ganado nueve de ellas.
Y lo más sorprendente es que lo hizo al primer intento. Después de una interrupción de 10 años, la carrera regresó en 1949 y uno de los principales aliados de Enzo Ferrari, el infatigable Luigi Chinetti, proclamado dos veces ganador, convenció a Enzo para participar. Dos 166 MM Barchetta se alinearon en la parrilla de salida el 25 de junio de 1949 y 24 horas después, Chinetti ganó la carrera, prácticamente en solitario, pilotando el mismo chasis que había ganado la Mille Miglia unos meses antes.
La segunda victoria llegó cinco años más tarde, cuando el Ferrari 375 Plus dominó los procedimientos. El V12 de 4,9 litros tenía una enorme potencia y, a pesar de la aterradora última parada en boxes, José Froilán González (junto con su copiloto Maurice Trintignant) le echó agallas y consiguió la victoria.
En 1958 comenzó la racha imperial de Ferrari en Le Mans, período que coincidió con la llegada del 250 Testa Rossa, impulsado por el motor V12 de 3,0 litros diseñado por Gioachino Colombo.
Phil Hill, el tranquilo estadounidense que más tarde ganaría el título mundial de Fórmula Uno para Ferrari, captó la atención de todo el mundo al ganar junto a Olivier Gendebien. El belga volvió a ganar en 1960, junto a su compatriota Paul Frère de co-piloto. El nuevo 250 GT SWB también acumuló los cuatro primeros puestos de su categoría, un presagio de lo que vendría después.
En 1961, el aerodinámico TR/61s consiguió un doblete, de nuevo con el dúo triunfal Gendebien/Hill. Willy Mairesse y Mike Parkes terminaron tres vueltas por detrás.
Hill y Gendebien volvieron a ganar en 1962, a pesar de los nuevos cambios en las reglas y del hecho que el 330 TRI/LM era en realidad una versión revisada del coche del año anterior, ahora impulsado por un V12 de 4,0 litros. Cabe destacar que este fue el último Ferrari con motor delantero que ganó la carrera de Le Mans; la configuración con el motor central estaba a punto de dominar a partir de ese momento.
En 1963, el 250 P ganó pilotado por Lorenzo Bandini y Ludovico Scarfiotti, aún quedaban unos cuantos 250 GTO firmes en el grupo y el 330 LMB seguía existiendo. En 1964, aterrizó el célebre Ford GT40 pero Ferrari se impuso: seis de los 10 primeros clasificados fueron Ferraris, Jean Guichet y Nino Vaccarella en la cumbre con su 275 P.
La última victoria general de Ferrari llegó en 1965. El 250 LM seguía siendo de época y fue el vehículo inscrito por el NART de Chinetti (de nuevo), el que triunfó pilotado por Jochen Rindt y Masten Gregory.
Además de estas nueve victorias generales, Ferrari cuenta con 25 victorias de categoría que se remontan a 1957 y a la victoria de Lucien Bianchi y Georges Harris en la categoría de 2,0 litros. Más recientemente, Giancarlo Fisichella y Toni Vilander, corriendo para Risi Competizione, se centraron en una histórica tercera victoria en Le Mans, seguida de las victorias de 2012 y 2014.
Los Fords vuelven esta temporada, volviendo a encender una de las rivalidades más sentidas del automovilismo. El modelo GT del fabricante americano es un coche extremo, que está mostrando un gran potencial conforme nos adentramos en la temporada. Todo promete que la edición de 2016 será muy emocionante.
Pase lo que pase este fin de semana, Ferrari y Le Mans tienen una conexión intocable. Una conexión que refuerza el GTE 488.