Hay pilotos que se sienten atraídos a la pista por el glamur, otros por la velocidad, otros porque les gustó aquella película con Steve McQueen. Luego está Oliver Plassmann. Se metió en esto «por las alas».
Explica: «A Anna, mi mujer, le gustan los coches con “alas"». En 2018, cuando Oliver se encontró paseando por el concesionario Ulrich Frankfurt, los ojos de Anna se posaron en «ese coche de allí, el que tiene “alas”». «No, dijo el comercial, para conducir ese coche tienes que unirte al Ferrari Challenge», recuerda Oliver.
Así que un año más tarde así lo hizo: Oliver se inscribió en el Trofeo Pirelli. Hoy en día, acompañado del equipo Rinaldi Racing, cuya sede no está muy lejos de Nürburgring, hace más tiempo en la pista que el Sr. McQueen.
Aquel día de 2018, Oliver salió del concesionario con su primer coche de carretera de Ferrari. Se dijo: «Llevo toda la vida trabajando —artesano, inmuebles industriales— y tengo 45 años. Y este es un F12berlinetta de tres años y cero kilómetros».
Vive en Ratingen, cerca de Dusseldorf, y combina perfectamente la competición con su colección de Ferraris «homologados para carretera», que incluye también un 812 GTS, un 812 Competizione y un SF90 Stradale. El 488 Pista «Piloti Ferrari» negro, una versión especial de Tailor Made para clientes de deportes de motor, es el que lleva a los circuitos de toda Europa, con Anna siempre presente como copiloto a su lado, para competir en la serie Club Competizioni GT en un 488 GT3.
«Ya hemos hecho 12 500 kilómetros en el Pista, 6000 en el SF90 Stradale de noviembre a marzo, y otros 5000 en el 812 Competizione en seis semanas», enumera detallando sus viajes memorables de Ratingen a Mugello.
«Dormimos en Baviera, luego tomamos el paso de Brennero al amanecer. Es precioso». Hay historias (estrictamente no confirmadas) de patrullas de Carabinieri de carretera que se acercan para admirar la librea, subir el pulgar en señal de aprobación y pasar por alto la veloz y audaz entrada de la pareja alemana en territorio italiano.
Habla de los fines de semana que hay entre Hockenheim y un próximo encuentro en Spielberg. En temporada, dos semanas al mes salen con el coche de carreras. Dejando el automovilismo de lado, elogia el SF90. «Es un coche especial que puedes usar a diario por la tracción a las cuatro ruedas», explica. «Cuando aceleras tiene agarre. Es enormemente fácil de conducir. Es un coche rápido, no puede darte miedo conducirlo. Cambio a manual porque me gusta sentirlo».
Describe el SF90 Stradale, que Anna también conduce, como «nuestro coche de invierno, es increíble para la nieve y cuando hay hielo». En sus frecuentes viajes con el 488 Pista «Piloti Ferrari», han reunido selfis dispersos y charlas amistosas con admiradores en las estaciones de servicio repartidas a lo largo de la ruta de Ratingen a Imola y vuelta. «A veces es como un viaje de relaciones públicas», ríe.
Después de competir en las Ferrari Finali Mondiali el verano pasado en Imola, en una simple visita a una pizzería la pizza se les quedó fría mientras el chef invitaba a docenas de comensales a salir para admirar su 812 Competizione. «Fue divertido. La gente era muy amable», recuerda Oliver. «Cuando te enamoras de esta marca, obtienes mucho a cambio, no solo modelos espectaculares».