Su hogar está en Maranello, pero Monza es sin duda la segunda casa de Ferrari. Sede del Gran Premio de Italia y de algunas de las victorias más afamadas de Ferrari, se encuentra a solo 200 km al noroeste de Maranello, en un frondoso parque natural no muy lejos de Milán. Históricamente es una de las pistas más rápidas: no es de extrañar que se lo conozca como el «Templo de la Velocidad». Tiene pocas curvas, pero la Lesmo, la Parabólica y la Curva Grande figuran entre las más difíciles y famosas del automovilismo. Suele ser escenario de las carreras más emocionantes —incluido el final más ajustado de la historia de los Grandes Premios— y sin duda tiene el mejor ambiente. En gran parte, esto se debe al frenético entusiasmo de los aficionados que animan a los coches rojos.
Monza es el que más historia tiene de todos los circuitos actuales de Fórmula 1 y el tercero construido específicamente para la competición, tras el desaparecido Brooklands en el Reino Unido y el circuito de Indianápolis (que aún alberga las 500 Millas de Indianápolis). Construido en 1922, acogió el segundo GP de Italia de la historia (la carrera de 1921 se disputó en un circuito de carretera cerca de Brescia).
Hace setenta años, se renovó por completo y se le añadió un nuevo óvalo de alta velocidad que se utilizó de forma intermitente hasta 1961, cuando fue considerado inseguro. El circuito clásico en forma de pistola —sin el óvalo suplementario— se ha empleado desde entonces con diversas modificaciones, sobre todo chicanes para reducir la velocidad y aumentar la seguridad. No obstante, la vuelta más rápida de la historia de la Fórmula 1 —264,4 km/h— tuvo lugar en las eliminatorias de Monza en 2020.
Ferrari ha ganado 20 Grandes Premios de Italia en Monza, más que ningún otro constructor. El primero fue en 1949, un año antes de que empezara el campeonato mundial de Fórmula 1. Alberto Ascari lideró el 1-2 de Ferrari. La Scuderia Ferrari tenía entonces apenas dos años. Fue una señal del destacado éxito que estaba por llegar en el Gran Premio.
Ascari volvió a ganar en 1951, encabezando otro 1-2 de Ferrari. (Aquel año, la Scuderia también acabaría cuarta y quinta). Ascari volvió a vencer en 1952, año en que logró su primer título mundial (y de Ferrari).
En 1960 se utilizó el óvalo suplementario de alta velocidad. Phil Hill consiguió su primera victoria en el GP de Italia para Ferrari, también la primera en Fórmula 1 para un piloto estadounidense. En 1961, repitió la hazaña y se hizo con el título mundial, siendo el primer piloto estadounidense en coronarse campeón.
Sin embargo, hubo pocas celebraciones en el box de Ferrari. Wolfgang von Trips, el compañero de equipo de Hill, murió cuando su coche se estrelló y dio una vuelta de campana en el peralte. También perdieron la vida quince espectadores situados junto a la valla. Salía a la luz un lado más oscuro de Monza. Debido a las altas velocidades, es estadísticamente uno de los circuitos de carreras más peligrosos.
En 1964 ganó John Surtees, expiloto de motociclismo, lo que allanó el camino para su título mundial de ese año. Es el único hombre que ha ganado el campeonato sobre dos ruedas y sobre cuatro. En 1967 ganaría para Ferrari Ludovico Scarfiotti, héroe local y último vencedor italiano de un GP de Italia. Fue la primera y única victoria que el turinés, nieto de uno de los fundadores de Fiat, se llevó en el Campeonato del Mundo de Fórmula 1.
En 1971, el inglés Peter Gethin ganó con un BRM por 0,01 segundos, el final más ajustado de la historia de la Fórmula 1. Los cinco primeros entraron en 0,61 segundos. Con una velocidad media de 242,6 km/h, fue la carrera de Fórmula 1 más veloz de la que se tiene constancia (en 1972 se añadieron dos chicanes para ralentizar la acción).
Siguió siendo el más veloz hasta el GP de Italia de 2003, cuando Michael Schumacher ganó para Ferrari a 247,6 km/h. La victoria de Ferrari en Monza de ese año continúa siendo la más rápida en una carrera de Fórmula 1.
Entre 1971 y 2003, los grandes trofeos de Ferrari incluyen el triunfo de Clay Regazzoni en 1975 en el GP de Monza con Niki Lauda en tercer lugar. Aquel mismo año, este se llevaría el campeonato de Fórmula 1 por primera vez con Ferrari (en 2025 se cumplirá el quincuagésimo aniversario de aquella gloriosa victoria). Otro éxito destacado en Monza fue el de Jody Scheckter en 1979, que dio al piloto sudafricano el título mundial. También está la conquista de Gerhard Berger en 1988, con Michele Alboreto en segunda posición, un emotivo 1-2 que se produjo pocas semanas después de la muerte del fundador Enzo Ferrari. En 1996 se produjo la primera (de cinco) victorias de Michael Schumacher en el GP de Italia con la Scuderia.