Los pilotos de pruebas de Maranello desempeñan una función esencial en todas las fases de desarrollo de un Ferrari, desde las primeras ideas para un nuevo modelo hasta su producción final, pasando por su desarrollo y prototipado
"Dale una hoja de papel y unos lápices de colores a un niño y pídele que dibuje un coche: seguro que lo pinta de color rojo", solía decir Enzo Ferrari con orgullo mal disimulado. Y si, unos años más tarde, le preguntas a ese mismo niño qué quiere ser de mayor, la respuesta será breve y concisa: piloto de pruebas de Ferrari.
Es una profesión pasional, con fuertes connotaciones románticas, pero en la que el talento, por sí solo, no es suficiente. El "factor X" es esencial, pero, además, hay que saber canalizar correctamente las habilidades naturales, porque ser piloto de pruebas es algo más que conducir con destreza: significa comprender el comportamiento del coche que tiene entre manos, saber descifrar los cambios más sutiles y entender cómo y hasta qué punto puede mejorarse.
La Scuola dei Mestieri se encarga de desarrollar las habilidades y la madurez de cada piloto de pruebas Ferrari. Es una especie de academia interna que, desde 2009, con la ayuda de tutores y profesores (que también son empleados), se dedica a mejorar la capacitación técnica y profesional de los trabajadores y empleados de Ferrari. Después de todo, uno llega a ser piloto de pruebas Ferrari casi exclusivamente siguiendo una trayectoria de desarrollo interno.
Para empezar esta carrera profesional, primero hay que entrar a formar parte del equipo de Calidad: 21 pilotos, dirigidos por el ingeniero Alessandro Bianchi, que hacen de filtro final antes de entregar los coches a los clientes. El primer día, mientras estás empujando el Ferrari para sacarlo de la fábrica y realizar las pruebas finales, debes pasar por el temido bache que pone a prueba a todos los ejemplares del Cavallino Rampante que cruzan las puertas de Maranello. Es una especie de rito de iniciación, que, a su vez, proporciona unos datos cruciales sobre el coche —como, por ejemplo, el ruido y los movimientos de la carrocería— que ya dan al piloto una idea de su comportamiento en general.
Una importante mina de información para quienes saben leer estas primeras impresiones, que, junto con todo lo demás, ayudan al piloto de pruebas a realizar su principal cometido: evaluar cada ejemplar.
Es la búsqueda de la perfección, de prestaciones extremas en su sentido más amplio, que Ferrari siempre ha perseguido y que, 76 años después de su fundación, forma parte integrante de su ADN. Y los pilotos de pruebas Ferrari son los responsables de garantizar este rasgo distintivo.
El rol de "garante" adquiere matices aún más intensos en el caso del equipo de Fiabilidad, seis personas que trabajan intensamente bajo la dirección de Claudio Nizzi.
Trabajan en tres turnos, que empiezan a las cinco de la mañana y, a veces, terminan bien entrada la noche. ¿Por qué? La discreción y la confidencialidad son esenciales, porque se les confían mulotipos y prototipos, vehículos que, bajo un camuflaje, ocultan la mecánica completa de un nuevo modelo, y coches que están completos en cuanto a desarrollo, pero que aún deben perfeccionarse antes de pasar a la fase de preproducción.
Para ello es fundamental el "mapeo" mental entre los pilotos de pruebas: una adecuación constante para estar seguros de que todos los compañeros "hablan" el mismo idioma. Por tanto, es crucial que en el departamento de Fiabilidad el personal tenga tiempo para reflexionar y transformar todo lo que emerja de la sesión de conducción en informes precisos y detallados.
No hay prisa por hablar con los técnicos para mejorar una configuración o modificar sobre la marcha algo que no acaba de convencer; esto forma parte del día a día de los catorce pilotos de pruebas del departamento de Experimentación y Desarrollo, es decir, de las personas que conducen los coches más "inmaduros" de Ferrari.
Los coches se van desarrollando a partir de esta matriz de pruebas. Muchas manos trabajando en distintos lugares. Excepto el equipo de Calidad, que no necesita salir de Maranello, el personal del equipo de Fiabilidad y Desarrollo está siempre viajando.
Ya que también desempeñan sus actividades fuera de la sede central y del circuito de Fiorano; para definir a fondo un proyecto también se requieren las instalaciones del circuito de pruebas de Balocco, el circuito de alta velocidad de Nardò, la baja adherencia (y las temperaturas extremas) desde la nieve del norte de Suecia hasta el calor atroz de Dubái.
Por no hablar del circuito más increíble de todos, Nürburgring: en una veintena de kilómetros, reúne casi todo lo que el coche podría tener que afrontar a lo largo de su vida.
Sea cual sea la latitud, la misión es siempre la misma y el piloto de pruebas sigue siendo el guardián de esa alquimia poco común, sutil, casi imponderable, que convierte un coche en un Ferrari.