Es un 275 GTB único. Tras su minuciosa restauración a manos del Departamento Ferrari Classiche, hacía falta un piloto que lo probase en Fiorano. El afortunado, Charles Leclerc…
“En Ferrari, pedimos a nuestros pilotos que evalúen las restauraciones realizadas por el departamento de Classiche para asegurarnos de que responden a las expectativas de nuestros clientes, y los pilotos de Fórmula 1 son los mejores probadores del mundo”, explica Andrea Modena, responsable de Ferrari Classiche.
“Como parte de la compañía —explica—, todo el equipo de Ferrari Classiche siente un inmenso orgullo al poder brindar a nuestros pilotos la oportunidad de probar estos coches excepcionales. Fue un honor y una alegría ver a Charles al volante de este 275 GTB tan especial”.
El piloto de Fórmula 1 de la Scuderia Ferrari, Charles Leclerc, se familiariza con el 275 GTB meticulosamente restaurado
El coche, con chasis n.º 08181, se sometió recientemente a un proceso de restauración completo a manos de Ferrari Classiche en Maranello, Italia. Construido en enero de 1966, la pintura original de este 275 GTB era de un color verde oscuro especial que se reprodujo a partir de una muestra enviada a Maranello por el cliente original. El coche tenía el volante a la derecha, el interior tapizado en cuero negro, seis carburadores y llantas de radios. Su destinatario era el importador británico de la época, Maranello Concessionaires.
“El 275 era un gran turismo impresionante en los años 60”, cuenta Modena. “Las primeras unidades se produjeron entre 1964 y 1968 con carrocerías de tipo coupé o spider biplaza y llevaban un V12 de 3,3 litros montado en la parte delantera. Es importante destacar que los coches de la serie 275 fueron los primeros Ferraris de carretera en incorporar transeje y suspensión trasera independiente”.
De vuelta a Italia más de cinco décadas después, el color del 275 GTB se había sustituido por un tono rojo, aunque mantenía el habitáculo de cuero negro. Los expertos del Departamento Ferrari Classiche restituyeron el color original como parte de un concienzudo trabajo de restauración que incluyó la revisión y reacondicionamiento del chasis, la reparación de la carrocería allí donde era necesario y el ajuste del motor.
Además, gracias al riguroso proceso de documentación que implantó Enzo Ferrari, Maranello posee un archivo histórico sin parangón que recoge hasta la última especificación de todos y cada uno de los vehículos producidos. “Gracias a documentos como la hoja de construcción original, que describe las especificaciones del vehículo, los diseños de cada componente y otras fuentes de información como, por ejemplo, la lista de materiales y los documentos de venta, podemos asegurar que ahora el coche es exactamente como era cuando Ferrari se lo entregó su propietario original”, afirma Modena.
Una vez más, como estaba cuando salió de la fábrica de Ferrari en 1966, el 275 GTB es una hermosa gran máquina de turismo.
Para conseguirlo, y recibir el célebre Certificado de Autenticidad, no solo se respetan estrictamente las especificaciones originales durante los trabajos de restauración, sino que se comprueba que los códigos estampados en componentes como el motor, la caja de cambios y la suspensión coinciden con los números originales. Estos números se mantienen en secreto dentro del archivo de Ferrari Classiche.
Por supuesto existen excepciones y, en caso de que el desgaste y el paso del tiempo hayan hecho mella en el componente, es posible volver a fabricarlo tal como era. Son piezas que respetan la “especificación original” y, gracias al acceso que tiene Ferrari Classiche a los talleres de fundición y mecánica, muchas de ellas las fabrica en el mismo lugar donde se produjeron inicialmente.
Charles Leclerc disfruta de otra vuelta más en la pista de pruebas de Fiorano en un Ferrari bastante diferente a los que está acostumbrado a pilotar en este circuito.
El 275 GTB volverá ahora a su actual propietario, un coleccionista y apasionado de los coches Ferrari que reside en Hong Kong, pero ¿cómo se sintió su piloto de pruebas después de conducirlo por Fiorano?
“Qué coche tan increíble”, exclamaba Charles Leclerc, que concluía diciendo: “Es una gozada conducirlo; el sonido es espectacular, la sensación impresionante, y puedes percibir la historia que hay detrás. Sientes unas vibraciones especiales y sin duda habría sido divertido correr con este tipo de coches en los años 60”