La Scuderia Ferrari inauguró la temporada 2001 con el lógico papel de favorita. El equipo de Maranello había conseguido los dos títulos en la temporada anterior, y había renovado en bloque a pilotos y técnicos. El hecho de que el reglamento no introdujese cambios significativos era un argumento más para creer que Ferrari volvería a ser el rival a batir en Fórmula 1. El F2001 incorporó las modificaciones exigidas por la FIA, entre las que destacaba un cambio en el alerón delantero, que debía estar a diez centímetros del suelo para limitar la carga aerodinámica. Por lo demás, recuperaba las características que habían hecho campeón al monoplaza en 2000 y se añadían algunas soluciones adicionales que proporcionaban un coche aún más ligero y más libertad para colocar el lastre.
Michael Schumacher dominó en las dos primera carreras, Australia y Malasia, mientras que en Brasil se impuso David Coulthard con McLaren, que sería el único rival de verdad del piloto de Ferrari en esa temporada. El británico hizo de la regularidad su virtud, mientras que Michael tuvo que compensar un abandono precisamente en la carrera de Imola. El alemán venció en España y en el Gran Premio de Europa (Nurburgring) y, en muchas ocasiones, se vio luchando en la pista nada menos que contra su hermano pequeño Ralf, que se había convertido en uno de los mejores pilotos de la categoría y corría con Williams junto a otra figura que protagonizaría grandes duelos con Schumacher: el colombiano Juan Pablo Montoya.
El piloto de Ferrari asestó el golpe definitivo en Francia, donde volvió a entrar en primera posición, mientras Coulthard tenía que conformarse con un tercer puesto. En aquel momento, Michael sacaba 31 puntos de ventaja a su adversario, lo que equivalía a más de tres carreras. En el campeonato de Constructores, los resultados también eran más que prometedores. Gracias a Barrichello, que no ganaba carreras pero subía al podio con frecuencia, Ferrari tenía 108 puntos. McLaren solo contaba con 56.
El 19 de agosto multitud de espectadores sintonizaron sus televisores para ver la transmisión del Gran Premio desde sus lugares de veraneo. Fue entonces, en el GP de Hungría, donde se confirmó el resultado de ambos campeonatos. Schumacher dominó las pruebas de clasificación y batió el récord del circuito, que pertenecía a Alain Prost desde 1993. Sacó 801 milésimas a Coulthard y 894 a Barrichello. El resto de los pilotos estaba a más de un segundo de diferencia. Ya en la carrera, Michael fue en cabeza durante 71 de las 77 vueltas y solo cedió la primera posición a su compañero de equipo y al rival de McLaren cuando paró en boxes. La lucha más interesante fue la que decidió la segunda plaza. La consiguió Barrichello en el último momento y con ella hacía pleno para Ferrari, que sumaba así la victoria matemática para los títulos de Pilotos y Constructores.
Schumacher conquistaba su segundo mundial con Ferrari e igualaba los cuatro de Prost. También alcanzaba al francés en número de victorias de grandes premios con un total de 51. En la mira de Michael estaban ahora los cinco títulos de Juan Manuel Fangio, protagonista absoluto de la competición en los años cincuenta.
Antes de que concluyese la temporada, se disputó también un Gran Premio surrealista en Monza. Dos acontecimientos dejaron al mundo de los deportes de motor doblemente conmocionado: el 11 de septiembre se produjeron los ataques de las torres gemelas en Nueva York y de Washington, mientras que, un día antes del Gran Premio, Alessandro Zanardi, que contaba con numerosos amigos en el paddock, fue víctima de un terrible accidente en Lausitzring. Como consecuencia quedó en coma, luchando entre la vida y la muerte. Muchos pilotos pidieron no competir el domingo, sobre todo teniendo en cuenta que los títulos ya estaban adjudicados, pero la FOM obligó a todos a entrar en pista.
Ferrari retiró todos los logotipos de los patrocinadores de los coches y uniformes, y pintó de negro el morro de los dos F2001 en señal de luto. Mientras, los equipos principales de Benetton, BAR y Arrows rechazaban la propuesta de Schumacher de acelerar en la primera vuelta solo después de la variante Roggia, recordando el accidente que el año anterior había costado la vida a Paolo Gislimberti, bombero de la CEA, justo en esa misma variante. La carrera se desarrolló sin incidentes particulares y finalizó con la victoria del Williams de Montoya (la primera del piloto), que llegó antes que Barrichello. Pero nadie tuvo ganas de festejarla.