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De costa a costa

18 febbraio 2020

Foto: Alessandro Cosmelli

Conducir de costa a costa en Estados Unidos es un sueño para muchos amantes del motor. Sin embargo, nosotros optamos por una variante de esta clásica aventura americana y salimos en busca de lugares con nombres de ciudades italianas. Y elegimos hacerlo al volante de un potente Ferrari Portofino, cuyo propio nombre se debe a una encantadora localidad de pescadores situada en la costa de Liguria


Este barrio de la isla de Manhattan experimentó tal concentración de inmigrantes italianos en el siglo XIX y principios del XX, que se le bautizó con el nombre de "Little Italy" (Pequeña Italia). Aunque ha dejado de ser un barrio de población mayoritariamente italoamericana, la influencia del "viejo país" aún perdura con manifestaciones tales como las celebraciones de la festividad de San Jenaro, que se prolongan durante 11 días cada mes de septiembre en Mulberry Street. El Portofino se sintió como en casa rodeado de tantas costumbres y nombres italianos, y recibió un sinfín de miradas y halagos durante su paseo por las vibrantes calles neoyorquinas.

Cuando llegamos a Georgia, situada en el sur profundo de EE.UU., nos sorprendió descubrir que, al igual que su homónima italiana, la población más grande del condado de Floyd también está construida sobre siete colinas. Además, al igual que en la capital de Italia, exhibe una réplica de la famosa estatua de Rómulo y Remo, los dos niños que, según la leyenda, fueron amamantados por una loba.

Las dos ciudades se asientan en una bahía, pero solo la versión italiana tiene un volcán como vecino. La Nápoles de Florida (20.000 habitantes) está situada en el golfo de México, una zona algo más tranquila. Tampoco en este caso los orígenes del nombre italiano tienen que nada ver con posibles parecidos con la ciudad de ‘la bella Italia’. Parece que los antiguos promotores de la localidad la describieron como un lugar que “superaba en belleza la bahía de Nápoles”. El Portofino pasó por ella sin detenerse.

En este caso, la ciudad renacentista italiana posee uno de los patrimonios culturales más ricos del mundo debido a la enorme cantidad de frescos y obras maestras de la escultura y la pintura que se exhiben en sus calles y museos. Al acercarnos a la pequeña ciudad de Florence, situada en Carolina del Sur (unos 37.000 habitantes), pronto descubrimos que en ella no abundaban precisamente los frescos. En realidad, la "Florencia" que inspiró el nombre del lugar fue Florence Harllee, hija del empresario que, en el siglo XIX, fundó la línea de ferrocarril de Wilmington y Manchester, y convirtió la ciudad en el eje de comunicaciones que es hoy para este estado del sur. El benigno clima sureño permitió al Portofino llevar la capota bajada durante todo el recorrido.

Nada más llegar a esta particular Venecia, fue evidente que, a pesar de tener un nombre tan famoso como el de su tocaya italiana, los parecidos, más o menos, acaban ahí.

La versión californiana posee canales (de ahí su nombre), pero en ella no hay ni rastro de gondoleros con camiseta a rayas. Pero, al menos, nos dio la oportunidad de subir un poco las revoluciones del potente motor V8 del Portofino y admirar de cerca uno de los murales "alados" de la conocida artista urbana Kelsey Montague.

Todo el material fotográfico y videográfico contenido en el artículo anterior ha sido creado antes de la emergencia del Covid-19 y los decretos gubernamentales publicados al respecto