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14 ene 2020Passion

Schumacher resuelve el campeonato en julio

14 enero 2020

La Formula 1 ha vivido muchas veces momentos de dominio por parte de alguna escudería. Quien marcaba el paso a principios de los años dos mil era Ferrari, que temporada tras temporada ratificaba su supremacía en términos de tecnología, pilotos y equipo. Tener el equipo de mecánicos de Michael Schumacher y Rubens Barrichello era como contar con unos caballos más de potencia; fueron muchas las ocasiones en que consiguieron poner en pista los monoplazas del Cavallino Rampante antes que sus adversarios tras un repostaje o un cambio de neumáticos.

Si de aquella época existe una temporada perfecta, sin duda es la de 2002, en la que Schumacher ganaba la partida en julio, algo que nunca había ocurrido en la historia de la Fórmula 1. La superioridad de Ferrari era tal que la Scuderia se presentó en la parrilla de la primera carrera, Australia, con el F2001 del año anterior. De hecho, el F2002 aún se estaba probando en Fiorano para encontrar la fiabilidad necesaria. Pero las prestaciones ya estaban ahí y eran excepcionales.

Schumacher venció en Australia con el F2001 y llegó segundo en Malasia, justo antes de sacar a la pista el nuevo monoplaza, que venció en su debut, en el exigente circuito de Interlagos. En Imola, Barrichello, muy desafortunado hasta ese momento, también pudo disponer del F2002 y así llegaba el primer doblete de la temporada ante la alegría de los tifosi.

El alemán venció también en España, Austria, Canadá y Gran Bretaña, mientras sus rivales se turnaban a hacerle compañía en el podio y se iban quitando puntos mutuamente. Por su parte, Barrichello triunfaba en el Gran Premio de Europa, en Nurburgring.

En el GP de Francia, Michael tenía 54 puntos de ventaja sobre Juan Pablo Montoya, de Williams. La carrera se presentaba inicialmente como un duelo a tres entre Montoya, Schumacher y el joven Kimi Räikkönen (McLaren). Michael atacó a Montoya, pero el finlandés adelantó en la curva Adelaide. Räikkönen parecía abocado al éxito cuando, a cinco vueltas del final y precisamente en esa curva, se abrió demasiado al patinar sobre el aceite perdido por el Toyota de Olivier Panis. Schumacher actuó con astucia y, tras pasar al McLaren por el interior, cruzo la meta el primero. Su victoria, combinada con los resultados de los rivales, otorgaba el quinto título al alemán, que igualaba así al héroe de los años cincuenta, Juan Manuel Fangio.

Era solo el 21 de julio, pero ya había ganado la partida. En cambio, para el título de Constructores habría que esperar al Gran Premio de Hungría del 18 de agosto. Al terminar la temporada, Ferrari había obtenido 15 victorias, 10 poles y 27 podios, lo que equivalía a un total de 221 puntos, exactamente los que sumaban todos los otros constructores inscritos en el campeonato juntos…

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