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En la buena dirección

27 dicembre 2019

Daniele Bresciani

El joven ingeniero entró como aprendiz hace 25 años y, a comienzos de 2019, pasó a ser Team Principal y dirigir la Scuderia en el mundial. En esta entrevista revivimos los momentos más importantes de la temporada, iniciada con un traslado que nunca finalizó


En términos de distancia, probablemente fue el traslado más breve de su vida. Entre el despacho de director técnico que ocupaba hasta el año anterior y aquel en el que se sienta ahora solo hay unos 90 pasos, un trayecto de menos de un minuto. Sin embargo, en términos de crecimiento profesional, con este breve paseo dio el salto más importante de su carrera, ya que el joven ingeniero que entró en Maranello como aprendiz en 1995 hoy dirige el equipo de la Scuderia Ferrari.

“La verdad es que no llegué a terminar el traslado”, afirma sonriendo detrás de esas gafas redondas convertidas ya en un símbolo, tanto que su equipo le hizo un par especial con la montura en forma de 5 y 0 para festejar su 50º cumpleaños en el Gran Premio de Austin. “Buena parte de mis cosas siguen estando allí, excepto el PC, la pizarra, y mis lápices y bolígrafos, porque de ellos no puedo prescindir. No ha habido tiempo para hacer el traslado completo. Ni físico ni mental. También porque, en el fondo, no creo que este sea un papel más importante, ni tampoco ha sido nunca mi gran ambición. Solo es un papel diferente. Ha sido una progresión natural y debo estar agradecido a Ferrari, que me ha puesto en la situación de dar este salto”.

¿Cómo recuerda el momento del cambio?

“Fue un poco más repentino de lo previsto. El 7 de enero tenía que viajar a Londres y, en el aeropuerto de Bolonia, compré la Gazzetta dello Sport, que publicaba en portada el anuncio de mi designación. Esto nos obligó a acelerar los tiempos de la comunicación y no fue exactamente fácil, pero nos las arreglamos para gestionarlo”.

En comparación con el periodo anterior, ¿la gestión es ahora más humana y menos técnica?

“Yo no lo diría así, si tenemos en cuenta que la gestión deportiva se compone en un 90 % de técnicos. Ahora se ha añadido el 10 % que faltaba: comunicación, marketing, área de patrocinios y área jurídica. Seguramente también se han agregado responsabilidades en áreas sobre las que quizás tenga menos competencias. Y si quieres, antes, como director técnico, estaba acostumbrado a gastar, mientras que ahora, como director de equipo, tengo que pensar también en ahorrar e incluso en ganar dinero”.

¿Hay alguna regla que considere indispensable?

“Algo que deriva en parte de mis estudios de ingeniería y del hecho de haber crecido en Suiza: estoy convencido de que es fundamental tener procesos rigurosos. Esto me ayuda a gestionar una estructura amplia como la nuestra. Por un lado, es verdad que es necesario cuidar las relaciones personales, el lado más humano y empático es fundamental, pero, por otro lado, esta es una máquina compleja que debe marchar a la perfección. Y, sobre todo en Fórmula 1, todo debe funcionar de forma eficaz y eficiente. Para que nos entendamos, el problema no es llegar a desarrollar un potencia de 1000 caballos, sino llegar antes que los demás, y tener procesos eficientes te permite desarrollar más rápido”.

Su primera aparición en público fue el 15 de febrero, con la presentación del nuevo monoplaza, el SF90.

“Creo que es uno de los más bonitos de los últimos años. Para mí fue muy emocionante. También se estrenó nuestro hashtag, #essereFerrari, que considero muy importante”. Luego llegó el primer Gran Premio, Australia. “Tras las pruebas de invierno, que habían ido muy bien, teníamos muchas expectativas. Sin embargo fue un jarro de agua fría. Por lo demás, fue mi primera carrera en el muro después de 25 años de carreras. Cuando trabajaba de ingeniero, me decía: ‘antes o después dejaré de bajar a la pista y solo me faltará hacer una carrera en el muro’. En cambio me he estrenado en una posición desde la que se tiene una visión completamente diferente de la que se tiene en boxes”.

¿Por eso muchas veces le vemos girarse?

“No sabría decir. Pero una de mis funciones es asegurarme de que todo funcione correctamente y, por tanto, tener un ojo puesto en el box es importante. Pero es verdad, soy un hombre de boxes y me basta una mirada a los mecánicos para entender qué está pasando. Me es más útil dirigir la mirada hacia allí que mirar la pantalla”.

¿Hacemos un recorrido por los momentos más destacados de la temporada?

“Tras la decepción de Australia, destacaría el GP de Baréin, donde teníamos la victoria prácticamente en el bolsillo y se esfumó por un problema de fiabilidad, y el de Canadá, donde ganó Sebastian y fue sancionado. Ambos fueron la prueba de que la primera parte de la temporada iba mejorando. Más adelante, después del verano, llegaron las victorias de Spa, Monza y Singapur, que compensaron en parte las desilusiones del principio. Y, aunque no nos permitieron ganar el mundial, desde nuestra perspectiva, que es la de alimentar el mito del Cavallino Rampante, creo que fueron momentos muy especiales para nosotros y para todos los aficionados”. Aficionados que mostraron su pasión también en el acto organizado en la plaza del Duomo de Milán para conmemorar los 90 años de la Scuderia en vísperas del Gran Premio de Italia. “Fue un baño de multitudes teñido de rojo y una demostración de que, efectivamente, el mito está más vivo que nunca”.

¿Y mas allá de las carreras?

“Estoy muy satisfecho de como ha crecido el espíritu de equipo. Estamos muy unidos, incluidos los pilotos, a pesar de lo que se ha insinuado en algún momento. ¿Algún ejemplo? El martes posterior al incidente que protagonizaron en el GP de Brasil, sonó el teléfono y vi en la pantalla los nombres de Sebastian y Charles, juntos. Habían hablado entre ellos, habían aclarado las cosas y me llamaban para mantener una conversación a tres, un gesto muy significativo que demuestra un espíritu de cohesión notable. En cualquier caso, volviendo a Brasil, es mejor que un episodio de este tipo se haya producido ahora: nos ayuda a tener las cosas más claras con vistas al año que viene”.

¿Hay algo que no le haya gustado de 2019?

“El hecho de que en esta Formula 1 el enfrentamiento no sea solo técnico y deportivo, sino también político. Es un frente en el que no podemos bajar la guardia y es de tal forma que no basta tener un monoplaza competitivo y unos buenos pilotos. No esperaba que exigiese tanto esfuerzo”.

¿Que podemos esperar de 2020?

“Creo que el nivel de la competición nunca ha sido tan alto. Tenemos todas las cartas en la mano para hacerlo bien, pero no podemos dar nada por descontado porque nuestros rivales, al igual que nosotros, están intensificando sus esfuerzos por mejorar. Tenemos a nuestro favor el apoyo de una afición excepcional y el poder de un mito que, a toda costa, queremos seguir alimentando. #essereFerrari también es eso”.

27 dicembre, 2019