Maurizio Donelli
Maranello cuenta con empleados procedentes de diversos países y continentes; su talento añade un enorme valor a la marca Ferrari
Muchos de los hombres y mujeres que trabajan en Maranello vienen de muy lejos. Algunos llevan aquí más de 20 años y otros mucho menos tiempo, pero es precisamente esta variedad de funciones, experiencias y mentes procedentes de todo el planeta lo que aporta valor añadido a la marca.
Daniel De Melo Baleki es de São Paulo, Brasil, y trabaja como jefe de proyecto de I+D en Ferrari. ”Ponemos toda nuestra emoción en lo que hacemos. Esto es lo que marca la diferencia con respecto a otros lugares”. Él y su familia viven en Módena, donde se sienten como en casa. “Comparada con mi experiencia anterior, en Inglaterra, lo que me llama la atención aquí es la implicación emocional de la gente al desarrollar los proyectos”, explica con entusiasmo. Es un aspecto con el que coincide Isaac Joaquín Sánchez Gómez, del área de Proyectos especiales e Innovación del chasis para F1: “Es verdad, aquí trabajas para la historia, no solo para la compañía”. A continuación, este madrileño de origen llegado en 2015 añade: “Y cuando algo no funciona, lo hablamos entre todos, algunas veces con pasión. Pero me gusta el hecho de que la gente siempre dice lo que piensa”.
Xavier Marcos Padros, de Barcelona, comparte su entusiasmo. Es ingeniero de F1 (durante las carreras puede oírse su voz en la TV dando instrucciones a Charles Leclerc). Según cuenta, “Entrar aquí por primera vez fue algo inolvidable. Y cuando viajas por el mundo, te das cuenta de lo mucho que significa todo esto: allí donde vas, la gente te para y te hace preguntas”. Es el mismo sueño que la actual responsable de Comunicación de productos, Joanne Marshall, tenía de joven en Devon, Inglaterra.
“Llegué a Italia en 1988 con 25 años, escapando de una carrera en banca para perseguir mis sueños. Ya por entonces era una entusiasta de los coches y sentía que Ferarri era parte de mi destino. Lo sentía así”. Llegó en el año 2000. “Pensé que conocería a Enzo Ferrari. Sin embargo —continúa— apenas llegamos a coincidir en el tiempo: yo llegué en marzo y el falleció en agosto de ese año”. Su marido, el francés Johann Lemercier, se unió a Ferrari en 2011 y ahora supervisa el diseño de los proyectos one-off.
Lemercier comenta: “He tenido suerte. Conocí a una mujer tan apasionada como yo. En mi área, el diseño, hay una sensibilidad y un objetivo común que están muy por encima de lo normal”. Joanne lo confirma con estas palabras: “Nos hemos comprado una casa cerca de aquí, en la carretera C, una de las carreteras en las que se prueban los coches que salen de fábrica. Miramos por la ventana y los vemos pasar como una exhalación. ¿Puede haber algo mejor? Reno De Paoli, de Canadá, se incorporó a Ferrari en 2008 y llegó a Maranello desde Tokio el año pasado. “Viniendo de una cultura como la japonesa, para mi familia no ha sido fácil adaptarse, pero ahora estamos realmente contentos”, afirma este responsable de Marketing Operativo. “Cada día es una nueva búsqueda de la excelencia que te empuja a no dormirte nunca en los laureles”.
Wenbin Ma, de Shanghái, se incorporó en 2012 y ahora es responsable del área de Ventas y Postventa para el sur de Europa y África. Es graduado en Ingeniería por la Universidad Politécnica de Turín y afirma: “Me gusta todo de estar aquí. Debido a mi trabajo, tengo que viajar bastante y me doy cuenta de lo mucho que la gente quiere a Ferrari en cada rincón del planeta”. Raoul Jean Edouard Dautry volvió a Ferrari el año pasado tras un paréntesis de cinco años en su Francia natal y ahora es responsable de proyectos de motor para los coches GT. Recordando su primera etapa en 2007, cuenta: “Mi mujer y yo tuvimos ocasión de conocer bien Italia, su historia y su cultura. En aquel momento me enamoré de la flexibilidad y la creatividad de este país. Forman parte de una mentalidad y una historia que se remontan muy atrás en el tiempo y que llevarán a esta maravillosa marca aún más lejos en el futuro”.