Texto: Chris Rees
El 512 TR de Johnny Hallyday alcanza un precio sin precedentes
En las décadas de los ochenta y noventa, pocos coches sedujeron tanto a las estrellas mundiales del pop y el rock como el Ferrari Testarossa y su sucesor, el 512 TR. Dos modelos emblemáticos, de diseño atrevido y espectacular con prestaciones máximas, que representaron el apogeo del sector de los supercoches en una época marcada por el exceso y la viva expresión de la propia personalidad.
De unos años a esta parte, el Ferrari Testarossa y el 512 TR han vuelto a ganar enteros en atractivo, ya que los coleccionistas han empezado a valorarlos no solo por lo emblemáticos que son, sino también por lo bien que se conducen y por lo que significa tener uno. Pocos coches destacan tantísimo en la carretera.
Buena muestra de su revalorización es el Ferrari 512 TR cuya subasta acaba de batir todos los récords. El coche, un 512 TR rojo, fue propiedad de la estrella del rock galo Johnny Hallyday, fallecido a finales de 2017. Osenat lo sacó a subasta el 24 de marzo en Fontainebleau (Francia), donde alcanzó un precio de venta insólito de 240 000 euros.
Hallyday, que compraba Ferraris en serie, tuvo también un 250 GT California clásico y un 275 GTB. El 512 TR en cuestión, de color Rosso Corsa y con interiores de cuero beis, lo compró nuevo en agosto de 1994 y lo tuvo durante más de tres años, hasta 1997. Durante ese tiempo, el cantante lo usó a menudo para viajar entre París y Saint-Tropez.
En 1997, vendió el 512 TR a uno de sus amigos del Colegio de abogados de París, tras recorrer con él 25 000 kilómetros, los suficientes para que sus llamativos anillos dejaran su huella en el volante.
Aunque el coche, en el momento de salir a subasta, no estaba ni mucho menos como para presentarse a un concurso de elegancia y tenía un kilometraje relativamente alto, de más de 95 000 kilómetros, batió todos los récords de subasta de un 512 TR. Los 240 000 euros que alcanzó superaron con creces el récord anterior, de 187 647 euros.
El director de la casa de subastas, Jean-Pierre Osenat, comentó: «Hoy había aquí dos estrellas: Johnny y Ferrari; me alegro de que el comprador que se lo adjudicó sea un fan de la estrella de rock». El resultado es un digno homenaje no solo al legado de una de las estrellas más conocidas de la escena musical francesa, sino a la leyenda del 512 TR.