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22 ene 2019Cars

La segunda seña de identidad de Ferrari

22 enero 2019

«Dale a un niño una hoja de papel, algunos colores, y pídele que dibuje un coche; seguramente lo pintará de rojo». Esta frase de Enzo Ferrari ya es legendaria y plasma a la perfección el fuerte vínculo entre la Casa de Maranello y el color rojo (Rosso Corsa), que siempre ha caracterizado los coches de competición de la Scuderia, y la mayor parte de los vehículos de carretera en todo el mundo. Sin embargo, hay otro color que forma una parte esencial del ADN del Cavallino Rampante: el amarillo.

 

Podría decirse que el amarillo conforma la segunda seña de identidad de Ferrari: es el color de la ciudad de Módena, que junto a la figura del caballo negro, heredado de la familia del heroico aviador de guerra, Francesco Baracca, forma parte de la marca Ferrari, una de las más conocidas a nivel internacional. Todavía sigue siendo uno de los colores más solicitados por los clientes de Ferrari para las libreas de vehículos tan únicos como el 488 GTB, el F12 TdF y, más recientemente, también para el Ferrari 488 Pista.

A este color, en sus varias tonalidades, están ligados numerosos hitos de la historia de esta firma. Como en el caso de Fiamma Breschi, viuda del piloto Luigi Musso y amiga del fundador de la marca, que según la leyenda, fue la primera en sugerir que se expusiera un Ferrari amarillo y que inspiraría el diseño del Giallo Fly, aplicado por primera vez en un 275 GTB.

 

El Ferrari en color amarillo supo ganar un papel protagonista también en el mundo de la competición. Hizo su primera aparición en 1951 con Salvatore Ammendola al volante del 195 Inter Berlinetta, participando por primera vez en la Copa Intereuropa el 15 de abril de 1951. El piloto italiano quedó segundo y, más tarde, 15° en la Mille Miglia junto a Guglielmo Pinzero. Al año siguiente un 225 S amarillo se clasificaría como segundo en el Gran Premio de Portugal de coches deportivos. Al volante se encontraba el portugués Casimiro De Oliveira, hermano del cineasta Manoel, de quien se convertiría en asistente y administrador del patrimonio tras retirarse.

A medida que la marca Ferrari se hacía más popular y prestigiosa en competición, los vehículos del Cavallino Rampante aumentaban su presencia en las pistas, dándose a principios de los años sesenta un aumento notable del número de Ferraris amarillos.

 

Esto coincidió con el momento en el que los equipos belgas (Ecurie Nationale Belge y sobre todo, Ecurie Francorchamps) —a quienes les correspondía en competición el color amarillo según el código internacional— iniciaron la adquisición de múltiples vehículos. Incluso hubo un Ferrari de Fórmula 1 amarillo, facilitado por la Scuderia para Olivier Gendebien a petición del importador belga Jacques Swaters. El piloto de Bruselas acababa de ganar las 24 Horas de Le Mans para Ferrari, y poder ponerse al volante de aquel 156 en el GP de Bélgica de 1961 fue una especie de recompensa. 

Gendebien terminó cuarto detrás de sus compañeros de equipo Phil Hill, Wolfgang Von Trips y Richie Ginther en una carrera en la que dominó el equipo de la Scuderia. Desde 1951 más de cincuenta equipos han elegido el amarillo para sus vehículos de competición, y tan solo hace unos días el Ferrari de este color se asignó otro tanto.

 

El pasado 12 de enero, el equipo japonés Car Guy se alzó con la victoria en las 4 Horas de Buriram, que puntúa para las Asian Le Mans Series, con el actual campeón del mundo del Campeonato Mundial de Resistencia, James Calado, y los japoneses Kei Cozzolino y Takeshi Kimura. Para el 488 GT3 se trató además de una victoria especial, la número 200 en menos de tres años en competición.

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