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Cómo volver a poner en forma a un clásico

02 dicembre 2020

Los dueños de los coches clásicos esperan con ganas la llegada del calor para despertar a sus viejos amigos del largo letargo invernal. Pero cuidado: “Aunque todos estemos deseando escuchar el rugido de los motores, es importante resistir la tentación de girar la llave de contacto sin más”, advierte Andrea Modena, responsable Ferrari Classiche, a The Official Ferrari Magazine. “Es preciso afrontar el proceso de vuelta a la carretera más con la cabeza que con el corazón”.

Muchos de los vehículos más valorados y laureados de la historia del Cavallino Rampante han pasado por las manos de los expertos de Ferrari Classiche, que se han encargado de hacer que estas joyas vuelvan gradualmente a la vida, a menudo después de haber pasado muchos años languideciendo en condiciones poco aconsejables. Así que el grupo de Classiche sabe de lo que habla.

“Lo primero que hay que hacer es echar un vistazo alrededor del coche y buscar cualquier signo de pérdida de líquidos, ya sea grande o pequeña. Cualquier gota o pequeño charco pueden indicar que hay un problema”, explica Modena. Es preciso mirar el suelo debajo del motor, la caja de cambios, el radiador y los frenos, cerca de las ruedas. Presta especial atención al circuito de refrigeración: unas grietas minúsculas aparentemente sin importancia y que, en principio, solo dejan caer unas pocas gotas de refrigerante pueden provocar que los radiadores antiguos goteen como coladores cuando el circuito está sometido a altas temperaturas y aumenta la presión.

También es muy importante revisar los neumáticos. Tienes que comprobar la presión y su estado físico: si ves pequeñas grietas en el hombro, puede indicar que la goma empieza a estar deteriorada. Si no aumentaste la presión un bar antes de dejar el coche aparcado, puede que la banda de rodadura (la zona donde el neumático entra en contacto con el suelo) esté más plana que el resto de la rueda. Es lo que se conoce como plano de rueda (o flatspot) y puede convertirse en algo permanente en neumáticos antiguos, lo que obligaría incluso a cambiarlos. En otros más nuevos, después de rodar con cierta irregularidad, el neumático empezará a comportarse de manera normal una vez que coja temperatura.

A continuación abre el capó, primero para comprobar la batería, especialmente si no se ha mantenido cargada, algo que debería hacerse siempre. Después de la batería, es el momento de mirar los niveles de los líquidos, empezando por el refrigerante y siguiendo por el líquido de frenos (que la gente tiende a olvidar a pesar de ser esencial para conducir con seguridad) y el aceite del motor. “El aceite del motor tiene que cambiarse cada dos o tres años como mínimo, incluso aunque no estés utilizando el coche”, asegura Modena. “La razón —continúa— es que el aceite se degrada y pierde sus cualidades de lubricación originales, lo que puede causar daños graves a los engranajes cuando el coche está rodando”.

Ferrari Classiche recomienda a los propietarios llevar sus vehículos a sus centros de servicios, donde se cambiará el aceite con productos especialmente desarrollados por Ferrari para responder a las características de cada motor y basados en las tecnologías disponibles en el año de producción del coche.

A continuación: si tienes un coche de los años 50 o 60, prueba a poner en marcha la bomba de combustible y luego espera hasta que cese el ruido de golpeteo, lo que indicará que el carburador está listo y puedes encender el motor. Ahora puedes arrancar el coche. Ya con el motor en marcha, tienes que comprobar inmediatamente si la presión del aceite sube rápidamente y de la forma adecuada.

Por último, cuando saques el coche del garaje, llena el depósito de carburante “fresco” y da una pequeña vuelta de prueba para ver que todo funciona como es debido. Para cuando vuelvas, los sistemas de refrigeración y lubricación del coche deberían haber alcanzado los valores normales de presión y temperatura. No obstante, aunque todo haya ido bien, no olvides volver a comprobar el suelo del garaje después de unos días para asegurarte de que no hay pérdidas.

Ahora, una vez hechas todas las comprobaciones, tu clásico está listo para volver a la carretera. ¡Disfruta del viaje!