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31 oct 2022Magazine, Cars

La última obra maestra de Enzo: el Ferrari F40

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La última obra maestra de Enzo: el Ferrari F40

El clásico Ferrari F40 cumple 35 años en 2022. Fue el coche de carretera más rápido de su época y, quizá más importante, fue probablemente el superdeportivo más apasionante que se haya fabricado jamás

Texto: Gavin Green - Video: Ollie McIntyre

El 250 GTO puede ser más caro, el Enzo más tecnológico y el último SF90 Stradale es ciertamente más rápido, más sofisticado y mucho más capaz. Pero, en lo que respecta a la emoción de la conducción pura y dura, nada supera al Ferrari F40. Quizá sea el coche más apasionante jamás creado. En su estilo hay emoción, pero esta se intensifica en la experiencia de conducción, una emoción visceral, exigente y a la vez enormemente satisfactoria.


Por si fuera poco, el F40 fue el primer coche de carretera en superar los 320 km/h, todo ello sin frenos ABS ni controles electrónicos. Ni siquiera tenía dirección o frenos asistidos. Lo que tenía era una misión muy singular: emocionar.





Mira una breve historia del F40, el auto que Enzo Ferrari dejó como legado al mundo automotriz y un verdadero clásico del diseño




Lanzado hace 35 años, fue el último Ferrari encargado y aprobado personalmente por Enzo Ferrari, que murió en 1988. 

Se diseñó para celebrar los 40 años de producción de automóviles Ferrari, de ahí su nombre.


La carrocería, nítida y teatral, que sigue pareciendo moderna 35 años después, llevaba puertas, capó y maletero de fibra de carbono ligera. El bastidor tubular de acero se reforzó con Kevlar soldado para aumentar la rigidez torsional. Fue el anticipo de un nuevo capítulo en el uso de materiales ligeros por parte de Ferrari y pesaba solo 1100 kg, uno de los superdeportivos de menor peso de la historia. Su forma aerodinámica se perfeccionó en el túnel de viento para ayudar a superar los 320 km/h.


La potencia provenía de un avanzado V8 turbo, el Ferrari más potente hasta la fecha. Con sus 2,9 litros, generaba 478 CV (351 kW). Llevaba incluso una caja de cambios de competición no sincronizada para los que querían llevar al límite el concepto de «coche de carreras para carretera». La mayoría eligió el cambio manual totalmente sincronizado de cinco velocidades, que se accionaba mediante una preciosa y larga palanca cromada en un selector de aleación de seis posiciones: un clásico de Ferrari.





El F40 fue uno de los primeros superdeportivos en tener un interior 'desnudo' para maximizar el ahorro de peso y lograr el máximo rendimiento




La historia que hay detrás del F40 puede impresionar, pero, como en todos los grandes deportivos, lo más importante es la sensación, no las cifras. Según Dario Benuzzi, el legendario piloto de pruebas, el F40 es el Ferrari del que se siente más orgulloso.


Si el lector conduce uno —y yo tengo la suerte de haber conducido cuatro— averiguará por qué. La excitación comienza incluso antes de sentarse al volante. El aspecto del coche es impresionante y la cubierta transparente del motor trasero ventilado ofrece una vista panorámica del V8 turbo que proporciona gran parte de la emoción. Pasas por encima del gran larguero de carbono y bajas al profundo asiento del habitáculo, que cuenta con unos pronunciados refuerzos laterales.


El cambio de marchas es preciso pero rígido. El acelerador, el freno y el embrague son de metal perforado y asombrosamente pesados para los estándares modernos. Para dominar este coche hacen falta habilidad y músculo de la vieja escuela.


Tampoco tenía alfombrillas de moqueta, amortiguación acústica, revestimiento en las puertas o siquiera tirador interior: solo contaba con un simple cordón. Ni disponía de elevalunas eléctricos, sino de una simple manivela manual o ventanillas correderas de plástico en los primeros coches.





Instantáneamente icónico desde su lanzamiento en 1987, el F40 podía pasar de 0 a 100 km/h en solo cuatro segundos gracias a su motor V8 biturbo de 2.9 litros




¡Y menudo coche para conducir! Al sentarte quedas en una posición absurdamente baja, con las nalgas a pocos centímetros del asfalto. Es envolvente y ruidoso, especialmente el motor gutural, que ladra, chilla y ruge a pocos centímetros de la columna vertebral.


El rendimiento era sensacional para entonces: 0-100 km/h en 4,1 segundos, velocidad máxima de 323 km/h. Ningún coche tenía semejante intensidad de aceleración, mayor precisión de la dirección, mejor agarre a la carretera, manejo o potencia de frenado. Aún hoy es sensacional.





El F40 se erige como un tributo duradero al genio de Enzo Ferrari; su fallecimiento se produjo solo un año después de que el automóvil fuera lanzado al público




A diferencia de muchos superdeportivos nobles de Ferrari, el intenso F40 no puede hacer las veces de un confortable gran turismo, perfecto en un viaje transcontinental para dos. No hay nada remotamente lujoso en un F40.


Es demasiado ruidoso, demasiado firme, demasiado envolvente. Más bien despierta constantemente los sentidos. Se trata de un coche extremo y muy rápido diseñado particularmente para la máxima diversión al volante.




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