Atravesando la campiña italiana que rodea Maranello, en cada pueblo y ciudad se habían reunido multitudes para ver pasar una calmada sucesión de Ferraris clásicos y modernos como parte de las celebraciones del 70 aniversario de la marca.
Los purasangres italianos vintage no están diseñados para avanzar pausadamente en caravana arrancando y parando sin cesar, y algunos de ellos comenzaron a sobrecalentarse. Kevin Cogan y su esposa, Antoinette, estaban a bordo de su clásico 400 Superamerica de 1961, que también empezó a sufrir por la lentitud.
El renacido Ferrari 340 America Barchetta ha ganado el primer premio de Cavallino Classic en Módena
«La gente salía a las callejuelas y todo el mundo aplaudía y vitoreaba a Ferrari», recuerda Cogan. «Yo notaba que estaba perdiendo presión del combustible. Vi una pequeña entrada lateral y detuve allí el coche para dejarlo enfriar unos segundos. Entonces miré hacia arriba y me di cuenta de que estaba en el Museo Ferrari, la casa de Enzo Ferrari, donde todo comenzó en Módena. Miré a mi mujer y le dije: "Bueno, parece que nuestra dama italiana ha decidido que quiere volver a casa"».
Para Cogan, un promotor inmobiliario de Louisville (Kentucky) que ha convertido su pasión por Ferrari en una colección realmente impresionante, se trataba de un golpe de suerte en un viaje ferrarista lleno de estos momentos maravillosos.
La primera vez que Kevin Cogan escuchó el sonido del escape de un Ferrari se volvió adicto al Cavallino Rampante. En 1980, rebuscando en los anuncios clasificados de Los Angeles Times, compró su primer Ferrari, un 308 GTS de 1978 que él y Antoinette condujeron todo el camino de vuelta desde Los Ángeles hasta Kentucky, iniciando así una historia de amor vitalicia que abarca no solo todo lo relacionado con Ferrari, sino también todo lo relacionado con Italia.
Kevin Cogan, un promotor inmobiliario de Louisville, Kentucky, al volante de su Ferrari 340 America restaurado
Esto incluye el 340 America Barchetta de 1951. Lo condujo Pierre Louis Dreyfus —piloto de la Segunda Guerra Mundial y corredor aficionado parisino apodado «Helde»— en Le Mans en 1951, tan solo una semana después de recibir el coche, y de nuevo en el 52.
Cogan acaba de pasar cuatro años colaborando con los expertos de Ferrari Classiche para devolver el asombroso coche al estado en el que le fue entregado a Dreyfus a mediados de aquel junio de 1951.
«Classiche ayuda a los ferraristas a conseguir que su coche vuelva a ser como era cuando nació», explica Cogan. «Ferrari tiene todos los archivos de casi todos los coches que ha producido, incluidos los planos de varios engranajes, los pistones... es fenomenal», se entusiasma. «Tienen el documento que muestra si un automóvil llevaba un carburador Weber o un Solex. Es una aventura, como la búsqueda de un tesoro. Y si te gusta, lo haces bien e involucras a tu familia. Comienza a desvelarse una gran historia. No se trata solo de una cuestión de valor, aunque también es importante; lo principal es la diversión, el proceso de devolverlo a su estado original».
El motor ahora ha vuelto a la condición en que estaba cuando el 340 America corrió en el Le Mans de 1951
Restaurar un coche de carretera a su naturaleza primigenia puede ser todo un desafío, mucho más difícil para los coches de carreras que se han modificado a menudo para diferentes circuitos o por cambios en las normas. En el caso del 340 America Barchetta, Cogan y el equipo de Classiche recibieron la ayuda de otro de esos golpes de suerte: un encuentro casual que condujo a un tesoro de materiales y correspondencia escrita entre Enzo Ferrari, Luigi Chinetti y Dreyfus.
Todo empezó cuando el kentuckiano se perdió en una visita a Milán, entró en una librería y se topó con el nieto de Dreyfus, Peter Mann, él también piloto de Ferrari. Fue solo mucho más tarde, viendo fotos mientras consideraba comprar el 340, cuando Cogan reconoció una imagen en particular: Mann sentado en el automóvil del abuelo Dreyfus. Mann se la había mostrado al estadounidense extraviado aquel día en la librería de Milán.
Este material, que cautivó a los artesanos de Classiche, era ahora su hoja de ruta para la restauración. Resolvió muchas dudas. Por ejemplo, las imágenes antiguas mostraban un depósito en el lado del pasajero. Una carta de Dreyfus reveló por qué: al corredor aficionado no le gustaba parar para echar aceite en las carreras largas, por lo que agregaron un depósito de aceite de reserva para alimentar el motor. Terminada la restauración, Cogan estaba extasiado: «El momento de recibir el Libro Rojo de Classiche es un momento de auténtica felicidad». Desde entonces, su renacido Ferrari 340 America Barchetta ha ganado el primer premio de Cavallino Classic en Módena y se ha situado segundo de su categoría en el Pebbe Beach Concours d'Elegance.