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15 jun 2021Magazine, Cars

Regreso al futuro

60 años de modelos Ferrari con motor central

Regreso al futuro

Hace sesenta años, un Ferrari 246 SP logró la primera gran victoria del Cavallino Rampante con un coche con motor central. Hoy, volvemos al lugar de esa victoria, es decir, la carrera Targa Florio por las tortuosas carreteras de Sicilia, pero, esta vez, al volante de un Ferrari con motor central moderno, el nuevo F8 Spider

Texto - Ben Pulman

Foto – Giuliano Koren<br>Vídeo – Max Morelli

La emoción que sentimos al pasar con el F8 Spider por las antiguas tribunas y los boxes de la Targa Florio es abrumadora.

A lo largo del recorrido que serpentea por la campiña siciliana, el convertible amarillo brillante avanza con una intensidad impresionante, los cambios de marcha son instantáneos y garantizan una potencia sin interrupciones, y el rugido del V8 retumba en los edificios históricos que vamos dejando atrás con rapidez.

Cada punto de contacto con el coche amplifica la emoción: la respuesta del acelerador, la reacción de la palanca en cada cambio de marcha y la inmediatez del volante que hunde el morro del coche en cada curva. Y con el techo rígido retráctil bien guardado bajo la cubierta trasera —perfectamente colocado gracias a la posición baja del motor de ocho cilindros—, nos envuelve el sonido de la admisión y del escape que llega hasta el habitáculo.

Aunque, con el F8 Spider puedes tener un subidón de adrenalina en cualquier momento, la conducción de hoy presenta un valor emocional añadido. Estamos en Sicilia, sobre el asfalto que, una vez, constituyó una de las tortuosas vueltas de la carrera Targa Florio, para seguir los pasos de una famosa victoria de Ferrari que se remonta a 60 años atrás.




A rienda suelta por las mismas carreteras en las que compitió (y ganó) el primer deportivo Ferrari con motor central, el F8 Spider es un magnífico compañero para recorrer un capítulo trascendental de la historia del Cavallino.




Fue aquí donde, el 30 de abril de 1961, Ferrari presentó dos versiones de su nuevo deportivo, el 246 SP. Ese modelo —desarrollado junto con el nuevo coche de F1 de la Scuderia para esa temporada— montaba, por primera vez, el motor detrás del conductor, un cambio muy significativo para Ferrari, y para el mismo Enzo, que siempre había optado por poner «los bueyes delante del carro».

Sin embargo, este cambio dio su fruto de inmediato. Ese año, el nuevo 156 dominó el campeonato de Fórmula 1. Los pilotos de la Scuderia lograron el 1er y el 2º puesto del campeonato y el equipo encabezó la clasificación de constructores. Y, en Sicilia, el nuevo deportivo hizo alarde de todo su esplendor.

Era un coche muy equilibrado y ligero, con carrocería de aluminio que reducía su peso a menos de 600 kg. Montaba un potente V6, que junto con algunas innovaciones aerodinámicas como el "morro de tiburón" (rasgo que se replicó también en el coche de F1) y un alerón trasero, lo convertían en un coche de carreras compacto, rápido y ágil.




Uno de los dos 246 SP no llegó al final de la primera vuelta a causa de un accidente, pero el otro —pilotado por Wolfgang von Trips y Olivier Gendebien— libró una dura batalla durante toda la carrera con Porsche y con pilotos del calibre de Stirling Moss, Dan Gurney y el futuro bicampeón de F1 Graham Hill.

Durante las siete horas de la carrera, los compañeros de equipo Moss y Hill fueron los rivales más duros, pero mientras von Trips y Moss se imponían en las vueltas rápidas, el coche de este último se rompió por una avería de la transmisión a tan solo 7 km del final. La victoria estaba a la vista, así que von Trips no se dio por vencido y estableció otro récord de vuelta al cruzar la línea de meta. El rival más cercano terminó la carrera a más de cuatro minutos de distancia.

El rotundo éxito del 246 SP influyó en Ferrari durante décadas, tanto en los circuitos como en la carretera. Le siguieron más modelos y más victorias en el mundo de las carreras. Ferrari presentó su primer coche de carretera con motor central, el Dino 206 GT, en 1967, y, a continuación, el 365 GT4 BB de 12 cilindros, en 1969. Aunque el más importante fue el 308 GTB, presentado en 1975. Con este modelo, Ferrari inicio un linaje ininterrumpido de coches deportivos con motor central V8 que se ha mantenido hasta el F8 de hoy.




Olivier Gendebien (con el mono blanco de competición) sube al Ferrari 246 SP tras felicitar a su compañero de equipo Wolfgang von Trips (sentado) por la victoria de ambos en la Targa Florio de 1961




El recorrido de la Targa Florio disputada en 1961 está formado por un sinfín de curvas, y las carreteras apenas han cambiado en estas seis décadas: son estrechas, mal asfaltadas, sinuosas y serpentean por las colinas antes de subir a las montañas de las Madonie. Pero nuestro Ferrari las afronta con facilidad.

A pesar de las irregularidades del terreno, la rigidez del chasis y el aplomo de las suspensiones nos brindan confort y control. Los cambios de dirección son rápidos y fluidos, y el equilibrio es impecable con las piezas metálicas móviles que generan una potencia de 720cv concentrada entre los ejes y detrás del conductor. Las incesantes curvas incitan a un baile continuo entre la inmediatez de los frenos y la potencia instantánea de un motor sin turbo lag. Cuando das rienda suelta al motor, te impulsa a seguir adelante con un ímpetu que parece no tener fin.

Nuestro ritmo es ligeramente menos intenso que el de von Trips y Gendebien. Si bien es cierto que esta pareja de pilotos (uno alemán y el otro belga) completó diez veces el recorrido de 72 kilómetros, su récord de vuelta era cada vez menor. Iban concentrados exclusivamente en la carretera, cortando vértices y haciendo las curvas rectas, mientras que nosotros podemos tomarnos el tiempo que queramos y disfrutar plenamente de esta experiencia.

El amplio parabrisas del F8 Spider te permite trazar las curvas con confianza, llevamos el techo abierto y el calor del sol y el aroma de las colinas nos inunda el habitáculo. Vamos alternando entre un ritmo sosegado y otro más serio. A veces, cruzamos tranquilamente las antiguas ciudades que están en la cima de las colinas y la gente se vuelve a mirar este Ferrari amarillo. En otras ocasiones, aumentamos la velocidad y disfrutamos de la potencia y la estabilidad del F8 Spider mientras las carreteras se contonean y serpentean por este hermoso y exuberante paisaje.




Una serie incesante de curvas que se abren paso a través de las montañas de las Madonie (Sicilia) conforma cada una de las vueltas de 72 km del recorrido de la Targa Florio de 1961. Hoy en días, estas carreteras apenas han cambiado y siguen siendo igual de placenteras.




Los pilotos de Ferrari debieron realizar miles de cambios de marcha ese último día de abril de 1961, sorteando constantemente a un grupo de más de 50 coches más lentos, sin poder respirar aliviados hasta que von Trips entró en boxes y Gendebien saltó a bordo para felicitarle.

Gracias a los avanzados sistemas de control de la dinámica, que integran a la perfección el motor, el chasis y las prestaciones aerodinámicas, nuestra experiencia de conducción es mucho menos dura. Pero estar en estas carreteras, con toda su historia, al volante de un Ferrari con motor central y la capota abierta, sigue siendo una experiencia verdaderamente única.

Lo que empezó aquí hace 60 años, continúa...




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