La ciudad alemana de Hockenheim se ha convertido en sinónimo de automovilismo gracias a su famoso circuito, que se ha ido transformando a lo largo de los años desde el circuito rápido que transcurría en medio de un bosque hasta la pista de carreras moderna que es hoy en día.
La historia del circuito se remonta a 1930, pero en 2001, el Hockenheim-ring recibió la aprobación para un proyecto de renovación valorado en 62 millones de euros, que incluía unas nuevas e impresionantes tribunas con capacidad para 120 000 espectadores y acortaba dramáticamente la pista, al reemplazarse el tramo recto largo y boscoso por una serie de curvas cerradas. La configuración moderna tiene una extensión de 4,57 km con 17 curvas.