Los deportivos abiertos son parte integral de la tradición Ferrari: de hecho, el primer Ferrari construido fue un vehículo de este tipo, el 125 S. Las líneas del F355 Spider dibujadas por Pininfarina fueron perfeccionadas por 1.800 horas en el túnel de viento. El exitoso resultado mezclaba la elegancia y aerodinámica del F355 Berlinetta con la conducción a cielo abierto.
Por primera vez en un Ferrari, la capota blanda semiautomática se manejaba electrónicamente. El sofisticado motor V8 de 5 válvulas por cilindro garantizaba las mejores prestaciones en su categoría.
El primer Ferrari de la historia fue un descapotable. Los spiders siempre tuvieron un lugar vital y muy especial en el corazón de Enzo Ferrari, y posteriormente en la propia compañía. Cada Ferrari spider inspira una mezcla de genuina ingeniería deportiva y sensaciones de conducir a cielo abierto.
El F355 Spider llevaba este espíritu a un nivel completamente nuevo, donde se mezclaban las reconocidas prestaciones de las berlinettas y GTS con una excelente capota de lona semiautomática, eficientemente manipulada de forma electrónica. Los factores que convirtieron al F355 en un modelo de éxito hicieron que la transición al Spider diseñado por Pininfarina se mantuviera inalterada: un motor muy elástico, de 380 CV, cinco válvulas por cilindro, 109 CV/litro de potencia específica, 37 mkg de par y que conseguía pasar de 0 a 100 km/h en 4,7 segundos.
El biplaza F355 Spider tenía la carrocería de acero y aluminio. Su estilo fue moldeado en torno a un diseño aerodinámico minucioso, que incluía toda la parte inferior de la carrocería para equilibrar la carga aerodinámica (CI) entre los dos ejes.
El habitáculo se diseñó con la mente puesta tanto en la seguridad como en el placer de conducción. Los asientos y guarnecidos eran de cuero Connolly. También podían pedirse asientos de competición en composite. Tenía un chasis monocasco de acero, con un subchasis trasero tubular también en acero para ensamblar los soportes flexibles del motor. Tanto la suspensión delantera como la trasera eran independientes, con triángulos de brazos desiguales y resortes helicoidales donde se montaban unos amortiguadores de gas telescópicos, regulables electrónicamente para dos modos de funcionamiento. El coche disponía también de barras estabilizadoras.
La dirección era de cremallera asistida y, opcionalmente, con engranaje mecánico. Tenía discos de freno autoventilados, ABS y sistema antipatinamiento ATE. Las llantas de 18 pulgadas eran de magnesio.
El motor V8 a 90° iba montado longitudinalmente en la parte central trasera y, con sus 3.496 cc, daba 380 CV, lo que suponía una potencia específica de 109 CV/l. La distribución se hacía por medio de un doble árbol de levas en cabeza, con cinco válvulas por cilindro. Las bielas eran de titanio y la unidad de control una Bosch M5.2. La lubricación por cárter seco y una caja de cambios manual de seis velocidades más marchas atrás completaban el panorama, junto con un embrague seco de un solo disco.