El año 2002 marcó un importante hito en la trayectoria del Cavallino Rampante en la Fórmula 1: Michael Schumacher ganó el Campeonato Mundial de Pilotos tras solo 11 grandes premios disputados y también se hizo con el título de Constructores en colaboración con Rubens Barrichello, que le seguía de cerca. Para celebrar este gran éxito y rendir homenaje al fundador de la marca, ese mismo año Ferrari presentó el Enzo, un superdeportivo de edición limitada para carretera que reunía la mejor tecnología derivada de la F1.
Los superdeportivos son la máxima expresión de la capacidad tecnológica y las prestaciones que Ferrari puede ofrecer a sus clientes en un coche de carretera. ¿Algunos ejemplos? Modelos extraordinarios, como el 288 GTO y el F40 de los años 80, o el F50 de 1995. Además de sus increíbles prestaciones, el denominador común de estos deportivos extremos es que se producen en ediciones limitadas y muy exclusivas. A este grupo pertenece el Ferrari Enzo, del que solo existen 399 ejemplares desarrollados para trasladar la técnica más avanzada de la Fórmula 1 a la carretera.
De hecho, el Enzo nació de la continua transferencia tecnológica producida por la larga lista de éxitos de Ferrari en la categoría reina del automovilismo a nivel mundial.
Este gran patrimonio tecnológico permitió a Maranello desarrollar un sistema integrado en el que una auténtica interfaz hombre-máquina se encarga de superar todos los límites en materia de prestaciones.