Desvelado en el Salón de París de 2000, el 550 Barchetta Pininfarina fue bautizado así para conmemorar el 70 aniversario del carrocero y estilista de Ferrari. Se construyó una edición limitada estrictamente a 448 unidades numeradas, la última de las cuales abandonó la fábrica en diciembre de 2001.
Roadster puro y funcional con motor V12 delantero, en la tradición de coches como el 166 MM, el 550 Barchetta Pininfarina estaba equipado con una capota blanda manual, para ser utilizada sólo en casos de emergencia. Este sencillo mecanismo ayudaba a mantener el peso en vacío por debajo del que tenía el coupé, a pesar de los refuerzos adicionales para el chasis.
El 550 Barchetta Pininfarina fue diseñado específicamente como una reminiscencia de las grandes estrellas de Ferrari para competiciones en carretera, como el 166 MM, el 250 GT California y el 365 GTS4 Daytona. El objetivo, de hecho, fue crear un descapotable con motor delantero de 12 cilindros que tuviera un aspecto retro. El 550 Barchetta Pininfarina se diseñó y desarrolló para ser una interpretación única de los deportivos más puros y extremos de Ferrari. Se puede decir que es un modelo que se desmarca deliberada y provocativamente del resto de la gama actual. Y, como tal, estuvo disponible sólo como una edición limitada de 448 unidades, todas ellas construidas en Maranello en 2001. Cada coche fue numerado y ese número concreto figuraba en una placa especial en el vehículo, firmada por Sergio Pininfarina.
El 550 Barchetta Pininfarina era la interpretación perfecta para el nuevo milenio del clásico descapotable deportivo de Ferrari con motor V12 delantero, completado con un estilo y una tecnología modernos. Una de sus señas estilísticas era el tradicional estilo barchetta con el parabrisas recortado (alrededor de 100 milímetros más bajo que en el 550 Maranello), y pintado alrededor de la parte inferior en el color de la carrocería. Fue un modelo pensado exclusivamente para utilizarlo abierto, porque la capota manual sólo era para casos de emergencia.
La solución funcional y sin adornos tipo barchetta, con ese simple techo blando manual, permitió a los ingenieros de Ferrari compensar el peso ganado para reforzar el chasis y añadir elementos de seguridad (barras antivuelco traseras). Por tanto, el 550 Barchetta Pininfarina pesaba lo mismo que el 550 Maranello. El diseño exclusivo del 550 Barchetta Pininfarina incluía otros adornos distintivos, como el logo Ferrari en las aletas, las llantas de aleación de dos piezas y la tapa de combustible de aluminio. También se podía solicitar en cualquier color de la gama Ferrari.
El interior del coche refleja su carácter deportivo de auténtico purasangre, con asientos de cuero y fibra de carbono tipo competición, que podían solicitarse con arneses de cuatro puntos si el mercado lo permitía. La posición de conducción era ergonómicamente perfecta, con la línea envolvente del tablero de instrumentos continuada de forma atractiva a través de la consola central, para “atrapar” al conductor en un habitáculo en forma de “L”. El aspecto deportivo se completaba con una cabina de fibra de carbono y un acabado en Blanco Lorica. El Lorica también se utilizaba para la consola central y el panel posterior.
Realizadas con un material que absorbe los impactos y forradas en un atractivo cuero, las barras antivuelco traseras proporcionan una rigidez estructural adicional, así como protección a los ocupantes en caso de accidente. El marco del parabrisas también ha sido rediseñado e incorpora un tubo de acero de alta resistencia para soportar el peso del coche en una situación de vuelco. El 550 Barchetta Pininfarina estaba propulsado por el mismo motor V12 a 65º de 5.474 cc que tenía el 550 Maranello. Desarrollaba 485 CV a 7.000 rpm, con un par máximo de 58 mkg a 5.000 rpm. El bloque de cilindros, la culata y el cárter estaban hechos de una aleación ligera recubiertos de Nikasil con revestimientos húmedos de aluminio.
Las bielas estaban hechas de una aleación de aluminio (Ti6a14V) para tener la máxima fiabilidad en regímenes altos y en un uso prolongado a alta velocidad. Las culatas de cuatro válvulas por cilindros tenían empujadores hidráulicos. El diseño de los colectores de admisión y escape estaban derivados directamente de los utilizados para las culatas de Fórmula 1, y proporcionaban un equilibrio óptimo entre el volumen y la eficiencia de la combustión. La geometría variable de admisión ayudaba a aumentar las curvas de par y de potencia.
El sistema patentado por Ferrari incorporaba un tercer elemento en el colector de admisión que variaba las características dinámicas del fluido. El aire se succionaba a través de 12 válvulas de mariposa electroneumáticas, controladas por la CPU del motor. Ese control aseguraba las prestaciones óptimas a cualquier régimen de giro del motor, lo que garantizaba un excelente par durante todo el rango de revoluciones.
La caja de cambios de seis velocidades y marcha atrás estaba montada detrás, junto con el diferencial autoblocante, para mejorar el reparto de pesos. La unión rígida del motor con la caja de cambios se hacía a través de un tubo de acero, donde iban las tres transmisiones que conectaban la caja de cambios con el embrague. Los frenos Brembo autoventilados tenían ABS y la suspensión incorporaba un sistema de ajuste variable de la dureza de los amortiguadores, que el conductor podía cambiar.