Roger O'Donnell sentía fascinación por el Dino 246 GT desde que era un niño de Londres.
Después de unas dos décadas y, después de años de triunfar en la música a nivel mundial, el teclista por fin estaba listo para realizar su sueño. El rugiente motor V6 del Dino es una delicia, al igual que la conducción segura del coche y sus emblemáticas curvas.
"Hay algo mágico en la forma de conducirlo", explica O'Donnell. "Cómo se agarra a la carretera, lo sólida que se siente cada marcha al cambiarla, cómo se desliza ... Hay algo deliciosamente tranquilizador en la forma de sus alas delanteras: las puedes ver delante de ti a través del parabrisas, abriendo camino. Es un fantástico recordatorio del hermoso automóvil que estás conduciendo.
Y, a pesar de la edad avanzada del coche, el músico lo conduce a diario con placer: "Quiero disfrutar de mis coches. Los conduzco siempre. Me gusta ir con el Dino a hacer la compra. Me encanta.'