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La vestimenta del caballero rojo

02 agosto 2016

En la edad media, el acto de vestirse de los caballeros era un ritual solemne. Requería no menos de 40 minutos y era un momento en que el soldado buscaba la concentración para el reto que le esperaba, ya se tratara de un torneo, una justa o una batalla. Tenían que enfrentarse a sus miedos en aquella escafandra de metal que limitaba los movimientos y que, si las cosas iban mal, impedían todo intento de fuga.

Caballeros modernos. Los pilotos profesionales, como los de Fórmula 1, repiten este rito en clave moderna, pero en mucho menos tiempo, con la finalidad de estar lo más protegidos posible y regresar sanos y salvos después de cada reto. Los pilotos se visten en dos fases, primero se visten con la indumentaria básica y, luego, la específica para salir a la pista y ponerse al volante del vehículo. Sebastian Vettel y Kimi Raikkonen tardan unos tres minutos en ponerse la camiseta interior, los calcetines, el mono y las botas antes de salir a boxes para una sesión de pruebas o una carrera.

Ropa interior y calcetines. La camiseta interior, generalmente blanca, es obligatoria y por eso la llevan todos los pilotos. El reglamento impone que sea de mangas largas y con cuello alto porque debe proteger la mayor parte posible, además del busto y los brazos. Como en Fórmula 1 la investigación es constante, se han logrado tejidos cada vez más resistentes y transpirables ya que dentro del habitáculo la temperatura puede superar los 70 grados Celsius. Para los calcetines se aplica el mismo reglamento que para la camiseta interior, deben llegar por lo menos hasta la pantorrilla y ser ignífugos.

Mono y botas. Desde 2005 el mono, que es la segunda piel del piloto, debe cumplir una serie de normas para mejorar la protección contra el calor y las llamas. Los tejidos utilizados deben estar homologados y los bordados de las marcas deben limitarse a la parte externa del mono, que lleva dos o tres capas. Las botas, que tienen el tamaño de las de boxeo, son muy sofisticadas y deben cubrir el pie y el tobillo. Están fabricadas en material resistente a las llamas y los hidrocarburos, y suelen hacerse a medida para garantizar la máxima sensibilidad, elemento esencial para un piloto de Fórmula 1. La parte del tobillo tiene más o menos movilidad, dependiendo del modelo, y el talón está reforzado. 

 

La segunda fase. Cuando llega el momento de salir a la pista, entran en juego otros elementos de la indumentaria. En un tiempo de dos minutos aproximadamente, el piloto se pone los auriculares para poder escuchar la radio conectada a boxes e, inmediatamente después el balaclava o pasamontañas, que protege la cabeza del piloto en caso de incendio. El reglamento permite que el óvalo de la cara quede al descubierto, tanto es así que el verdadero pasamontañas, que cubría todo menos los ojos, ha caído en desuso. Luego, el piloto se pone el casco, que pesa unos 800 gramos, y el collarín Hans, que impide el movimiento lateral del cuello para limitar los riesgos de lesión en la parte alta de la columna vertebral.

 

Los últimos detalles. Por lo general, la última prenda que se pone un piloto son los guantes y esto obedece, como mínimo, a dos razones: son estrechos para garantizar la máxima sensibilidad y son muy envolventes, con un puño de 8 centímetros obligatorio para garantizar la máxima protección en caso de incendio. Los pilotos odian llevar las manos sudadas y, por eso, no se los ponen hasta el momento de pilotar. Aunque para muchos, el último gesto antes de subirse al coche, casi siempre con el mismo pie y por el mismo lado, es cerrarse la parte de arriba del mono que es de velcro. Estamos listos, la sesión ha empezado: el mecánico da la señal para salir a hacer un buen tiempo, el coche sale del garaje y la visera se baja. ¡Acción!