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Una vuelta en manos de los dioses

30 maggio 2018

Texto : Chris Rees

Nos subimos al imponente vehículo de competición Ferrari FXX K para enfrentarnos al circuito de Spa


La cabeza se me tambalea de un lado del asiento al otro con tal brutalidad que me arrepiento de lo poco que he ido al gimnasio últimamente. Mis cervicales lo están pasando mal. Si contamos también los tirones de columna que causa la aceleración y la fuerza de los frenos, que casi desafía a la gravedad, estoy exhausto después de una sola vuelta. Y eso que esta es solo la de calentamiento, por lo que nos lo hemos tomado con calma hasta ahora…

Bienvenidos a la experiencia ultravisceral que ofrece el Ferrari FXX K, uno de los vehículos altamente especializados en competición del exclusivo programa XX de Ferrari. He aceptado la generosa invitación de James Weiland, propietario de un FXX K, para comprobar (desde el asiento de copiloto) lo que puede llegar a hacer esta impresionante máquina. Y no hay mejor lugar para probarlo que Spa-Francorchamps, la mismísima pista que acogerá a los competidores de Fórmula 1 más tarde este mismo año. Este tirabuzón de asfalto —accidentado, tortuoso y ultrarrápido— es único en su especie.

El empeño que se requiere para enfrentarse a Spa se hace patente en la voz de James, que se escucha a través del micrófono de su casco, cuando me habla durante nuestra siguiente vuelta... esta vez es la rápida. «Vale, vamos a entrar a toda pastilla a La Source, al principio del circuito, pisando el borde de la calzada), y después seguimos por la recta. Metes tercera, cuarta, quinta y sexta, y ya estás en Eau Rouge. Esta parte es una locura, una barbaridad: todo lo que dice la gente de ella es cierto. Frenas un poquito antes de la pendiente, pisas el acelerador mientras estemos subiendo y sigues así como si esto fuera una montaña rusa. Esta mañana también he estado por aquí con mi Challenge…»

 

Hemos superado Eau Rouge sin problema, pero ahora nos catapultamos hacia la parte más rápida del circuito, la recta Kemmel, donde el motor V12 empieza a rugir a todo volumen. Registro en el velocímetro nuestra velocidad, que excede los 290 km/h (180 mph). «He estado más rápido», dice James con un tono burlón. «En Daytona alcancé los 320 km/h (200 mph)». Una serie de curvas rápidas y una horquilla muy cerrada nos llevan pendiente abajo, hacia lo que James describe como «probablemente la mejor parte de Spa, la curva de 180 grados a la izquierda de Pouhon. Es muy, muy difícil. Está al mismo nivel que Eau Rouge y Blanchimont.» Y hablando de Blanchimont, en un abrir y cerrar de ojos nos hallamos ya ante su arrolladora curva, también de 180 grados a la izquierda.

En esta se puede entrar a toda velocidad, lo que me hace sentir toda la fuerza de la gravedad y el agarre prácticamente increíble de los neumáticos. Después, volvemos a salir disparados hacia la última chicana y el final de la vuelta. «Este coche es una pasada», dice James. «Es de los mejores que hay. El FXX K tiene 1050 cv, más del doble de caballos que mi Challenge. Su potencia te sorprende cada vez que lo conduces. Puedes elegir la cantidad de energía híbrida que quieres consumir; nosotros hemos escogido ‘Q’, que es la adecuada, así que va muy rápido. También se puede ajustar el control de tracción. El FXX K está perfectamente equilibrado entre la parte frontal y la trasera. Es muy manejable, hace exactamente lo que le pides».

 

James expresa con gran precisión lo que yo mismo siento cuando concluye: «Esta pista es endiabladamente rápida y este coche es justo lo que hace falta para atacarla. Hay que tenerle respeto a Spa, pero también hace falta pisar a fondo para poder ser rápido aquí. Vamos a por un tiempo de vuelta». ¿Y de qué tipo de tiempo hablamos? 2 minutos y 26,5 segundos es la respuesta, lo que más o menos se corresponde con la velocidad del Challenge de James… y ese es un coche de carreras puro y duro. Por increíble que parezca, aún se puede conseguir una velocidad mayor. James no puede esperar al nuevo modelo de Ferrari FXX K Evo, que supone una mejora respecto al que hemos probado. «Si lo llevan al siguiente nivel, ¿cómo no lo vas a probar?»