Ahora que comienza la nueva temporada de carreras, la atención se centra en los pilotos. Sin embargo, el contacto exclusivo con las personas clave de la Scuderia y de Endurance revela la cultura de trabajo en equipo que ha convertido a Ferrari en la marca de mayor éxito en el mundo del automovilismo
En un deporte donde la máquina es sin duda muy importante, el factor humano todavía cuenta. Es algo que saben muy bien los pilotos que compiten en los actuales campeonatos de Fórmula 1 y FIA WEC, al igual que quienes trabajan con ellos durante toda la temporada y que además participaron en su selección.
«No hace falta que los pilotos sean amigos íntimos, pero sí que puedan trabajar bien juntos», afirma Fred Vasseur, director del equipo de la Scuderia. «Luego hay algunas cualidades que cuesta detectar hasta que se ponen a prueba. Es difícil saber cómo reaccionará un piloto ante una situación complicada. Sin embargo, si tengo que destacar una característica común de los pilotos de Fórmula 1, diría que es la capacidad de someter a todo el mundo a gran presión, incluidos ellos mismos, por su obsesiva atención al detalle».
Antonello Coletta, director global de Endurance y Corse Clienti, también ha tenido que prestar mucha atención a los detalles. Así fue especialmente el año pasado, cuando Ferrari regresó a la clase de prototipos en el Campeonato Mundial de Resistencia de la FIA y no solo tuvo que elegir a dos pilotos, sino dos equipos completos para el par de hypercars 499P. «Aquello supuso tener en cuenta varios elementos: la forma de conducir de cada piloto, su compatibilidad física, su carácter y su manera de afrontar la competición. Y después, una vez formados los dos equipos, era esencial que se llevaran bien entre ellos. Porque, aunque una sana rivalidad gestionada desde boxes es buena, no hay que olvidar que estamos todos juntos detrás de la bandera única de Ferrari».
Por supuesto, no son solo los jefes de equipo los que gestionan a los pilotos: los ingenieros también desempeñan un papel vital. «La resistencia presenta un desafío que en cierto modo es multifacético», asegura Giuliano Salvi, director de Operaciones en Pista de Endurance Race Cars. «Si bien el automovilismo es por naturaleza un deporte individual, la resistencia exige trabajar como equipo. Y, del mismo modo que los pilotos de Fórmula 1 pueden compararse con los velocistas del atletismo, los pilotos de resistencia son como los corredores de maratón. También deben ser capaces de adaptarse a condiciones siempre cambiantes. En una carrera que puede durar de seis a 24 horas, los neumáticos se degradan, las condiciones de la pista varían y el piloto tiene que lidiar con todo, desde la luz del sol hasta la oscuridad total sin luz artificial por la noche. Realmente, es como tener muchas carreras en una y el piloto debe adaptarse para dar lo mejor de sí en todas estas condiciones, lo que puede significar no correr a toda velocidad en cada vuelta».
Por lo tanto, la consigna es «gestión», tanto durante como antes de una carrera. «El coche, el piloto y el equipo deben considerarse una unidad», sostiene Matteo Togninalli, jefe de Ingeniería de Pista de la Scuderia. «El piloto nos ayuda a conocer el comportamiento del coche y de los neumáticos y se centra en sus principales limitaciones para optimizar el paquete de prestaciones que le ofrece el grupo de desarrollo. Cada piloto es diferente, por lo que tenemos que confeccionar el coche a su medida, como un traje, a través de la geometría del vehículo, las estrategias de control y los neumáticos. El piloto se adapta al coche y el coche se adapta al piloto. Hay que encontrar el mejor paquete utilizando las herramientas disponibles y cumpliendo la normativa».
En resumen, la intuición, el coraje, el instinto y la capacidad de gestión personal son factores vitales. En Ferrari, los pilotos pueden contar con el apoyo constante de sus equipos especializados. No se los abandona a su suerte como si fueran navegantes solitarios dando la vuelta al mundo. Esa es otra disciplina completamente diferente... en la que Ferrari pronto participará.