Un nuevo cortometraje conmemora la vida de Enzo y su dedicación a ser el mejor, aunque eso significara no tomarse nunca unas vacaciones
Su ética de trabajo no era una cuestión de falta de confianza en sus trabajadores —Enzo se rodeaba de los mejores talentos de la ingeniería y el diseño del mundo—, sino más bien su deseo de innovación continua, una sensación innata que tenía cuando apagaba las luces del taller por la noche y se dirigía a casa: siempre había más cosas que hacer en cuanto amaneciera al día siguiente. «Me gustaría poner algo nuevo en mis coches cada mañana, una inquietud que aterra al personal», dijo una vez, y tenía razón: ¿Cómo iba a ser Ferrari la mejor si el propio Enzo no estaba pendiente en todo momento?
Para Enzo Ferrari, el sol servía para iluminar las máquinas y los trofeos, ni más ni menos
En tono humorístico, podríamos decir que las vacaciones le creaban una cierta desazón. Enzo se divertía en los circuitos, viendo a otra creación del Cavallino Rampante cruzar la línea de meta aventajando claramente a la competencia. Cualquier otra cosa suponía una fuente de distracción de su verdadera pasión en la vida: ser el mejor. «Un hombre no necesita entretenimiento, el entretenimiento solo lo distrae de su deber. Si un hombre tiene su deber, es suficiente».
La verdad es que es difícil imaginarse a Enzo Ferrari de vacaciones, o las posibles consecuencias que eso había tenido. ¿Habría hecho historia en el mundo de la automoción cuando presentó el 166 MM en el Salón del Automóvil de Turín en septiembre de 1948 si hubiera pasado ese verano bajo una sombrilla en la playa? ¿Habría conseguido Ferrari tres títulos mundiales en la temporada de 1961 (Campeonato de Pilotos y de Constructores en la F1, y el Campeonato del Mundo de Sport-Prototipos) si Enzo hubiera salido de Maranello más a menudo para explorar el resto del mundo?
Para Enzo Ferrari, el sol existía para iluminar los motores y los trofeos, y no para broncear el cuerpo ni derretir helados. Con esto no queremos decir que no disfrutara de las vacaciones, ya que la fábrica cerraba en verano, y esto le permitía disfrutar de una paz total refugiado en su taller durante varias semanas. Maranello era su casa, sus vacaciones, su familia, su todo, y le estamos agradecidos por ello.
A algunos les puede parecer una vida solitaria, pero sin esa pasión, esa autoestima y esa determinación, la historia de Ferrari podría haber sido muy diferente. Y así, treinta y tres años después de su fallecimiento, recordamos a Enzo Ferrari con un cortometraje para celebrar una visión que anteponía la excelencia y la calidad a todo lo demás. Una visión infundida en todas las personas que han cruzado el umbral de las puertas de Maranello y trabajan para conservar su legado. Gracias, Enzo.
Enzo era verdaderamente feliz cuando estaba con sus queridísimos coches y su dedicación le llevó a crear momentos históricos en el mundo de la automoción, como fue la presentación del 166 MM en 1948