Vincenzo Borgomeo
Modelos a escala de los años 50, manuales de usuario de coches tan únicos como el 166MM, los turbocompresores del F40, cartas autógrafas de Enzo Ferrari... más de 300 objetos con el sello Ferrari se pondrán a la venta en una subasta de Sotheby's para auténticos entusiastas
El amor, o mejor dicho, la pasión por Ferrari no tiene límites: RM Sotheby's acaba de abrir la subasta Open Roads, Fall (msothebys.com), un evento online donde es posible pujar por más de 300 lotes formados por objetos Ferrari perfectos para coleccionistas. El próximo 20 de noviembre finaliza el plazo para llevarse a casa un pedazo de la historia de Maranello, para participar en una subasta que, como empieza a ser habitual en estos tiempos, solo se celebra en la web.
Sotheby's habla oficialmente de “artículos raros y conmovedores”, y tiene razón: las piezas en venta son una infinidad de pequeños actos de amor por la Casa de Maranello. Hablamos, por ejemplo, de un cenicero de cerámica adornado con un volante Nardi y el logotipo de Ferrari, pósteres, agendas antiguas e incluso comunicados de prensa o un gato de coche. Son objetos sencillos, pero conservados como si fueran reliquias, como demuestra su increíble estado de conservación (todos parecen nuevos).
Por supuesto, entre los lotes también hay auténticas joyas: piezas de decoración con el logotipo de Ferrari, artículos de cuero Schedoni ofrecidos como equipamiento opcional en los GT, folletos originales... Destacan también algunos tubos de escape, los turbocompresores del F40 (parecen esculturas, no piezas de motor) o postales de los F1 con las firmas de Enzo Ferrari y Michele Alboreto. Igualmente espectacular es el casco original de la Scuderia Ferrari de F1 de 1961 o el reloj de serie limitada fabricado por Girard Perregaux para el Ferrari F50. Por no hablar de las llaves originales de algunos modelos (son versiones sin troquelar, listas para duplicar la llave original): en este caso no sirven solo como piezas de colección, sino que tienen también utilidad práctica.
Si tienes un Daytona en el garaje y quieres un duplicado de la llave, puedes utilizarla... Para todos los demás, están los llaveros de época, aquellos con el aro cromado y la figura del Cavallino esmaltada. También están en perfecto estado, algunos incluso vienen envueltos en la bolsa original de papel tisú.
Capítulo aparte merecen los libros de “Uso y mantenimiento”: hoy prácticamente han desaparecido de los coches modernos y se han sustituido por instrucciones almacenadas en medios digitales, pero eran de importancia vital para entender el funcionamiento del vehículo. Y, en este caso, RM Sotheby's ofrece piezas de extraordinario valor, como los manuales del Ferrari 166 Inter, el 166 MM, el 195 Inter, el 212 Export y el 340 America. Son documentos únicos que, en cualquier caso, atestiguan la atención que Ferrari ha prestado siempre a los detalles: las instrucciones para el mantenimiento, para las revisiones y las pequeñas operaciones de desmontaje y montaje son perfectas, muy detalladas, y llenas de dibujos y planos.
Los objetos donde más se hace clic son, obviamente, los modelos en miniatura: hay de todo, desde piezas de plástico o metal, hasta modelos de cerámica o reproducciones de altísima calidad, como la del 275P realizada por Monogram a escala 1:24, que vine acompañada de su caja original. Tampoco faltan los coches de época para niños, representados aquí por dos piezas de singular belleza: el Ferrari 180 Testa Rossa Children's y el 330 P2. Si el primero presenta detalles tales como la carrocería de aluminio y llantas de radios (aunque las proporciones, como suele ocurrir en los coches de pedales, no son lo que se dice perfectas), el segundo es una verdadera obra maestra. No es casualidad que fuese construido por la empresa francesa De La Chapelle, que se hizo mundialmente famosa por sus réplicas de los Bugatti (a escala real). Es una reproducción perfecta del coche que compitió en Monza, Nürburgring y la Targa Florio. Y, para deleite de los más pequeños, además del volante de madera y los asientos de cuero, cuenta con un motor de combustión conectado a una transmisión de variador continuo.
Por último, hay objetos de extraordinario valor histórico que volverán locos a los más entusiastas: por ejemplo, la correspondencia mantenida por Ferrari con los equipos de carreras, los importadores, los concesionarios o los clientes más exclusivos. Entre las misivas, hay algunas entre el Comendador y escuderías privadas que corrieron con Ferraris. En ellas, hay quienes piden información sobre la llegada del nuevo modelo, otros que solicitan modificaciones para ser más competitivos y otros que piden coches para determinadas carreras. Y, a cada una de estas cartas, el propio Enzo Ferrari responde argumentando, punto por punto, las razones de consentimiento o su negativa con multitud de detalles que harán felices a historiadores y coleccionistas.