Cómo se ve y se siente un automóvil detrás del volante es tan importante como su funcionamiento. Ferrari lo entendió desde el principio
Un gran dial montado en el centro contiene tres insertos más pequeños que supervisan la temperatura y el nivel de combustible, flanqueados a ambos lados por un cuentarrevoluciones y un velocímetro.
La serie 250 que siguió evolucionó rápidamente durante los años cincuenta y alcanzó su punto máximo en el 250 GT SWB passo corto, gran turismo y coche de carreras. El volante es más pequeño y menos formal, lo que hace el automóvil más manejable.
El volante domina el interior del Ferrari 330 GTC de 1966
Los instrumentos principales resultan familiares, grandes diales suministrados por el socio de Ferrari, Veglia. En este caso los diales suplementarios se repartieron por todo el salpicadero. Por cierto, el difunto y gran Stirling Moss condujo un 250 GT Competizione hasta la victoria en el Goodwood Tourist Trophy de 1960 y pudo escuchar los comentarios de la carrera en directo en la radio del coche. Resultó útil —dijo— conocer la distancia con respecto a los coches que tenía detrás…
En 1964, el seductor 250 GT Lusso agregó más lujo, además de reconfigurar drásticamente el diseño de los instrumentos. En este modelo los diales principales se desplazaron al centro del salpicadero en una estructura doble y los cinco diales auxiliares se agruparon en una visera aparte delante del conductor. En 1966, el 365 P Berlinetta Speciale mostró lo que era posible en equipamiento interior al conseguir instalar de alguna manera tres asientos en el automóvil, a pesar de su configuración de motor central y dimensiones compactas.
Mira cómo evoluciona el habitáculo de Ferrari durante 75 años de incesante innovación
Pero fue el 365 GTB4 de 1968, conocido como el Daytona, el que aceleró la idea del Ferrari GT con motor delantero, tanto por fuera como por dentro. Ahora todos los instrumentos, ocho en total, estaban dispuestos en una sola visera delante del conductor. La ventilación, que antes era algo accesorio, se manejaba con una serie de controles deslizantes verticales. Los asientos presentaban inserciones de colores a contraste, e incluso los paneles de las puertas eran sorprendentemente futuristas.
Su sucesor, el 365 GT4 2+2, era de corte cuadrado y contemporáneo en el interior y el exterior. El volante seguía siendo de tres radios, aunque un poco más acolchado en el reborde, pero los diales auxiliares ahora estaban suavemente inclinados hacia el conductor y se asentaban sobre una consola central ampliada. La Berlinetta Boxer con motor central era una criatura más minimalista en el interior, ya que se había eliminado por completo la consola central, pero se habían introducido conmutadores en el túnel central y elegantes paneles en las puertas.
Todo está a la altura de los ojos del conductor en el 308 GTS Quattrovalvole de 1980
El F40 es una de las grandes joyas del catálogo de Ferrari, la singularidad de su propósito se hace evidente dentro y fuera. El salpicadero es una simple extensión gris, el techo forrado de vinilo perforado. No hay manijas interiores para las puertas; para abrir se tira de un cordón.
El F50 que lo sucedió funcionaba con una filosofía similar; un sencillo pero hermoso panel de fibra de carbono se extendía a lo ancho del habitáculo, el volante no difería mucho de los coches que iniciaron toda la historia de Ferrari, aunque era de alguna manera muy moderno.
El 456 GT y el 550 Maranello llevaban imponentes túneles centrales y un renovado énfasis en los materiales y la estructura. Al igual que con el F50, la transmisión y la palanca de cambios «open gate» convierten estos automóviles en los últimos de la raza de V12 manuales. El «paddle shift» y el cambio semiautomático llegaron por primera vez en la actualización de 1997 del tremendamente exitoso F355, una transferencia directa de la pista a la carretera. También lo hizo el airbag, una pieza vital de innovación en seguridad, aunque no particularmente agradable en lo tocante a la estética.
El volante interactivo manettino apareció por primera vez en el F430 en 2004
Pero fue el Ferrari Enzo de 2002 el que profundizó en la innovación asociada a la Fórmula 1 y dio comienzo a una época de tecnologías en rápida maduración. Ferrari modernizó el hardware y el software de la transmisión manual automatizada del Enzo y los sustituyó por cambios de marcha increíblemente interactivos. ¿Y el volante? Este sigue el ejemplo de la Fórmula 1, donde ahora los controles se desplazan al propio volante. El techo es plano, con un conjunto de LED que muestran el extremo más elevado de la gama de revoluciones. Se iluminan en incrementos de 500 rpm una vez que superan el umbral de 5500 rpm. Hay botones indicadores en los dos largueros del pulgar y seis botones a cada lado del centro del volante.
Ferrari fue más lejos en el F430 de 2004, en el que introdujo un interruptor giratorio montado en el volante llamado manettino (en italiano, palanca pequeña). Se trata de una pieza de diseño tan intuitiva que permanece en uso hoy en día. Recorriendo los ajustes, el conductor puede modificar la suspensión, el control de tracción y estabilidad CST, el e-diff y la velocidad de la transmisión automatizada. El botón rojo de «arranque del motor» es una gloriosa regresión.
El puesto de conducción del nuevo 296 GTS con el paquete Assetto Fiorano
Aquella filosofía se revisó en el 458 Italia de 2009, aunque la ergonomía de la cabina del coche dio otro gran salto adelante. El gran cuentarrevoluciones estaba montado en el centro y al frente, flanqueado por pantallas de audio y navegación por satélite, y se accedía a través de dos pequeñas almohadillas auxiliares a cada lado del volante.
Ahora la lógica de control de Ferrari está orientada en torno al mantra de «ojos en la carretera, manos en el volante». Los últimos modelos, incluidos el 296 GTB, el Roma y el SF90 Stradale, tienen habitáculos sorprendentemente innovadores para los estándares de 2022. La visera digital de última generación de 16 pulgadas situada delante del conductor es lo último en multitarea: combina el panel de instrumentos (el cuentarrevoluciones sigue siendo preeminente), la pantalla infotelemática y el sistema de navegación. Los botones táctiles del volante controlan otras tantas funciones secundarias. Las levas de cambio, los botones indicadores, los controles del limpiaparabrisas y los faros, así como el manettino de modo de conducción, están todos instalados en el volante.
Pero la sensación táctil sigue siendo un precepto clave.