Arthur comparte su agresivo estilo de conducción con su hermano mayor, Charles, el único piloto que ha pasado de la Ferrari Driver Academy a la Scuderia Ferrari en la Fórmula 1.
El menor de los Leclerc, nacido el 14 de octubre de 2000, sigue los pasos de su hermano y, por segundo año consecutivo, el piloto monegasco representa a la academia de Maranello en la Fórmula 3 corriendo con el equipo Prema.
Leclerc se abrocha el cinturón listo para llevar el poderoso Ferrari Roma al desierto
Si está en primera fila de la parrilla, es muy difícil de adelantar pero, incluso cuando sale desde la parte trasera del grupo, sigue teniendo posibilidades de ganar. Las estadísticas de la carrera confirman su reputación de ataque: en las 21 carreras de la temporada pasada, recuperó nada menos que 79 puestos mejorando su posición de salida en la friolera de 15 ocasiones. Solo perdió posiciones dos veces y otras dos terminó donde había empezado, mientras que en un par de carreras no pudo terminar.
«En mi naturaleza está pelear siempre que puedo», asegura Arthur. «No me conformo con un puesto si me doy cuenta de que puedo hacerlo mejor con el coche que me han dado. A veces cometo errores, porque en una vuelta de clasificación o en un duelo no siempre puedes ser perfecto. Pero no creo que pudiera perseguir mis sueños, mis objetivos, si cambiara mi forma de ver la competición».
El motor V8 del Ferrari Roma impulsará el automóvil de 0 a 60 mph en solo 3.4 segundos
Pero antes de sus últimas hazañas en la pista, pasó un día conduciendo un Ferrari Roma por las calles de Manama, la capital de Bahréin. «El blanco no es el primer color que elegiría para un coche fabricado en Maranello», admite Arthur con una sonrisa. «Pero cuando vi el Roma en ese tono AVUS especial combinado con el interior Rosso Ferrari, cambié de opinión».
Según el joven piloto, conducir el Roma «fue una experiencia totalmente nueva», porque con él se dio cuenta de «lo versátil que puede ser un coche del Cavallino Rampante».
«En las curvas, la dirección se percibe tan precisa como en un monoplaza, de modo que casi me sentía como si estuviera al volante de mi coche de Fórmula 3», recuerda.
Leclerc se maravilló del manejo del Ferrari Roma, comparándolo con su auto de F3
Ferrari evoca la «Nuova Dolce Vita» al describir la imagen del Roma, algo que Arthur considera muy acertado. «Es un coche que ciertamente conducirías todos los días, incluso en Mónaco, donde vivo, a pesar de sus estrechas calles y callejones.
La insonorización del Roma es maravillosa. Para probarla, puse la radio y la música se oía perfectamente, aunque, para ser sincero, la apagué enseguida porque, para mí, el mejor tipo de música es el que hace el motor V8 de Ferrari».
Leclerc se va después de otro viaje memorable
Durante un tiempo utilizó el modo «Sport», una de las cinco opciones disponibles en el volante. «Y», admite, «no pude resistirme a probar también el modo “Race”: inmediatamente te llega el par del motor y puedes sentir el verdadero alcance de la naturaleza deportiva del V8». Así que, aunque no llegó a presionar mucho el coche, le resultó increíblemente satisfactorio conducir el Roma.
«Seleccioné “Esc-Off”, que desactiva las ayudas electrónicas, y me divertí controlando el coche con un poco de contraviraje. Aun así, el coche sigue las indicaciones del conductor con su precisa dirección, haciendo que te sientas realmente seguro en todo momento. Me divertí mucho con él». Así fue.