Ferrari logo

FERRARIS CON MASCOTA

27 ottobre 2020

Kevin M. Buckley, Gordon Sorlini

Propietarios de Ferraris de todo el mundo cuentan cómo disfrutan compartiendo su pasión por la marca con sus queridas mascotas


A Yvonne McCarty le gusta llevarse a una de sus mejores amigas, Ivy, de paseo en su Ferrari. Cuando va en el California, Ivy suele sentarse en el asiento trasero del coche. “Sin embargo, —dice Yvonne— en el Lusso hemos hecho una cama para ella en la parte de atrás”.Cuando aparca el coche, Yvonne deja el maletero abierto.

“Y ella se sienta a mirar cómo me voy y espera a que  Puede que suene un poco duro para un perro de once años. Pero “Miss Ivy” es un precioso Terrier irlandés (Soft Coated Irish Wheaten Terrier). Desciende de un linaje de campeones de Europa y Australia, e incluso va a los circuitos de carreras.

“No le molesta el ruido”, aclara Yvonne. “¡Es feliz como una niña!” Además, esta maravillosa raza irlandesa tiene una característica crucial para los coches: “Su pelaje, al ser lana, no desprende olor”, afirma Yvonne con entusiasmo. “No suelta pelo ni en casa ni en el coche”.

En Inglaterra, Gary Redman tiene menos suerte en lo que concierne al pelo. Su acompañante de cuatro patas muda muchísimo pelo, admite. Su esposa Lisa se queja con razón. “Tengo que pasar el aspirador cada vez que monta en el coche”, reconoce lamentándose.

El peludo pasajero es Barney, un Bulldog inglés que tiene fijación por el Ferrari Portofino de Gary. “En cuanto abro la puerta del acompañante, se mete dentro”.

Un copiloto canino con cinturón de seguridad puede parecer raro, pero estamos hablando de unos 25 kilos de perro de pura raza. El CEO y fundador de NewCareers Recruitment Specialists ha sido propietario de numerosas creaciones modernas de Maranello, entre ellas, un California T, un 458 Spider, un F12 70 aniversario y un 488 Pista Piloti.

Cuando sale por ahí en el Portofino, Barney suele provocar reacciones de simpatía. “La gente mira porque es un Ferrari. Luego se quedan enganchados con el perro”, sonríe Gary.

Mientras, en Amsterdam, no hay nada que le guste más a Frank Boon que conducir su Ferrari 458 Spider descapotado y con una compañera muy especial sentada al lado. Al llegar al restaurante de destino, Frank, todo un caballero, da la vuelta al coche para abrir gentilmente la puerta a su acompañante. Del asiento salta una pequeña y preciosa terrier Jack Russell que provoca montones de sonrisas entre los presentes. “Sí, —se ríe— todos esperan que salga del coche una mujer con un vestido elegante y, en cambio, aparece la pequeña Joep”. Joep (pronunciado “Yoop”), de nueve años, va a todas partes con él y se sienta tranquilamente en su propia manta de lana en la silla del restaurante reservada para ella.

Pero una raza tan juguetona, ¿no molesta a Frank cuando está conduciendo? “Es una Jack Russell —dice— pero tiene el carácterde un Labrador”. Sin embargo, la primera vez que entraron en un túnel, “se asustó mucho al oír el ruido del tubo de escaperesonando en las paredes”, recuerda Frank con una risa sonora y contagiosa. Así que ahora cambia del modo “Race” al modo “Sport”.

Pero hay una pregunta inevitable: ¿alguna vez ha dejado Joep algún regalito en el coche? “No, no, nunca”, responde Frank con firmeza. “¡Nunca ha ensuciado el coche!”. Frank es vicepresidente de PvH Heritage Brands Europe (anteriormente fue director general Tommy Hilfiger en los Países Bajos) y su relación con Ferrari comenzó cuando entró en el concesionario Kroymans de Hilversum hace unos seis años.

“Nada más entrar, supe que tenía que comprar ese Ferrari”. Era un 430 Spider de color gris Silverstone. Actualmente conduce un 458 Spider, también gris Silverstone. ¿Joep ha visitado alguna vez el concesionario? “Oh, sí, la gente de Kroymans la adora”.

En el norte de Australia, Luke Nugent tiene dos Bull Terriers ingleses, Stella, de nueve años, y Lilly, de siete meses. Compró su primer Ferrari en 2018, un Superfast 812 que llamó su atención en un concesionario de Melbourne. “Entré a echar un vistazo y salí ese mismo día con el coche a mi nombre”.

Posteriormente, tras pasar un día en el circuito de Philip Island decidió comprar un 488 Pista Spider en el concesionario de su localidad, Gold Coast. “El Pista es, de lejos, lo mejor que he conducido. Me encanta su diseño, especialmente el del Pista Spider”.

Sus perros se han tomado bien su pasión por Ferrari y Stella ha montado en el Superamerica. "La llevé despacio y pareció disfrutarlo. Tiene una patas grandes y le gusta ponerlas en el salpicadero”.

Lejos de allí, en Dubái, un caniche enano francés que responde al nombre de Dolce se ha adaptado muy bien a la afición por los coches de su dueño Clint Wilfred, quien siente especial predilección por conducir por los Dolomitas italianos y Omán.

Lo que le atrajo de esta raza de perro fue simple: su esposa Sabrina “siempre había querido un caniche”. Su esposa y sus hijos se encariñaron con Dolce y él, por su parte, se encariño con Ferrari, yla "mayoría de los fines de semana" sale a pasear en el Portofino aprovechando que las carreteras del desierto ofrecen gran cantidad de espacios abiertos para disfrutar de ese sonido único de Ferrari.