¿Qué tiene el pedigrí del legendario V12 para que los ferraristas lo consideren tan especial? En la tercera de una serie de entrevistas con coleccionistas internacionales, el empresario suizo Patrick Früh explica su amor por los doce cilindros…
En octubre de 2015, el concesionario de Patrick Früh en Zúrich le invitó a Montecarlo para probar un California T. «Condujimos por la antigua ruta del rally de Montecarlo», recuerda, «y todo fue simplemente perfecto: el tiempo, los coches, las personas que participaron… La verdad, ¿qué más se puede pedir?». Él, que entonces tenía 35 años, se enamoró al instante. Tanto es así que, una vez de vuelta en Suiza, encargó inmediatamente un California T en Rosso California, que recibió en la primavera siguiente. Tras adquirir un 430 Scuderia y después un 488 GTB, llegó su primer V12. «¡Un F12berlinetta!», exclama. «A partir de ese momento decidí coleccionar también modelos V12, no solo V8».
«Para mí», explica el propietario suizo de una exitosa empresa de eventos y exposiciones, «los V12 combinan un diseño exquisito con alto rendimiento y legado deportivo, todo en un solo paquete».
¿Qué fue de aquel primer V12 que lo «convirtió»? «Aquel F12berlinetta era Rosso Corsa. Y bueno, el diseño me gustó inmediatamente», asegura, «el estilo de los laterales, las líneas». Y con evidente emoción en la voz, añade: «Sencillamente, una obra maestra de diseño, como ideal de estilo de vida y como obra de arte».
La abultada «colección de arte» de V12 de Früh se ha nutrido de un GTC4Lusso, seguido de un 599 GTB, un F12tdf y un trío de 812, el Superfast, el GTS y el Competizione A. «Sí, con el paso de los años, mi pasión por estas hermosas obras de arte de Maranello se ha convertido en una colección realmente estupenda», afirma. «La he ido aumentando constantemente y he agregado coches antiguos a los actuales», aclara.
Ahora la colección suma nada menos que diez modelos V12, que van desde un 330 GT 2+2 hasta un Purosangue. Ya le ha echado el ojo al 12Cilindri. Y a su hermano Spider. A pesar de la enorme variedad de opciones, se niega rotundamente a elegir un favorito. «Desde los modelos más nuevos, como el 812 GTS o el F12tdf, hasta clásicos como el 365 GTB4 ‘Daytona’ o mi 330 GT 2+2 de 1967, me divierto mucho conduciéndolos todos», insiste Früh. Pero sí intenta describir el famoso sonido del V12: «Es abrumador, un sonido profundo y terrenal que inmediatamente te hace sonreír».
Früh guarda sus V8 y sus V12 en ordenadas líneas a ambos lados de su garaje, clasificados por año de fabricación. «Cada vez que entro en el garaje, me sorprende la maestría absoluta de estos coches», sostiene. También ha notado su efecto en los visitantes. «Siempre que tengo visitas, invariablemente terminamos deteniéndonos frente a los V12 y poniéndonos a hablar y a filosofar sobre ellos. No es que los motores más pequeños sean menos interesantes. Es solo que, en mi opinión, para la mayoría de los entusiastas del motor, los motores V12 todavía tienen la capacidad de asombrar».
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