Puede que en su terreno sean estrellas mundiales, pero el modelo Sean O'Pry y su prometida Fernanda Liz no cabían en sí de gozo no solo por la posibilidad de convertirse en pilotos de Ferrari, sino por conducir un precioso Roma en una memorable excursión por carretera…
Belleza es sinónimo de moda y de Ferrari, así que es lógico que uno de los ejemplares más llamativos de la marca italiana, el Ferrari Roma, fuera el coche que transportara a dos de las figuras más famosas del sector por algunos paisajes realmente emblemáticos de Estados Unidos.
Sean O'Pry es un modelo estadounidense que lleva unos quince años en la cima del mundo de la moda trabajando con firmas como Armani, Versace y Calvin Klein y protagonizando vídeos musicales con estrellas como Taylor Swift y Madonna. Su futura esposa, Fernanda Liz, de origen brasileño, ha firmado con Next Models en Nueva York y es portada de revistas como Vogue.
Mira como Sean O'Pry y Fernanda Liz se enfrentan al Corso Pilota en Utah, compitiendo en el poderoso Ferrari 296 GTB
Sin embargo, antes de embarcarse en su pintoresco viaje, la pareja tuvo la oportunidad de emprender el Corso Pilota de Ferrari en Miami, un curso intensivo de automovilismo en cuatro etapas donde cada nivel, a base de vueltas a toda velocidad, carreras contrarreloj, trazadas y mucho más, todo ello en circuitos profesionales, aumenta las posibilidades de que el propietario del Cavallino Rampante se convierta en el piloto que antes solo podía soñar.
Para Sean y Fernanda, el Corso Pilota representaba la oportunidad de experimentar de primera mano las películas de su infancia, que solían protagonizar coches de competición, y la pareja no dudó en sumergirse en las emociones que ofrecía la escuela de Ferrari.
«Para mí fue un tremendo placer», asegura Sean. «No solo me di cuenta de que antes era un mal conductor, sino de que mi pareja conduce mucho mejor que yo».
Fernanda sonríe al oírlo, pero se nota que no está en desacuerdo con él.
Durante dos días, la pareja participó en un curso intensivo de conducción de coches de carreras, aprendiendo técnicas de la mano de expertos y poniendo a prueba sus nuevos conocimientos en un circuito
«Al principio, parece que estás en un videojuego, pero luego empiezas a aprender de él, por qué intenta alcanzar el vértice o entrar despacio en una curva y salir rápido.
Y entonces, cuando te sientas tú al volante y pones en práctica todo lo que has aprendido desde el primer día hasta el final del programa, ves la mejora: es realmente espectacular».
Fernanda está igualmente entusiasmada con su descubrimiento de los secretos del automovilismo. Si bien los coches varían en función del lugar y el nivel —y pueden incluir modelos como el F8, el F12berlinetta y el 812 GTS—, el Corso Pilota de Miami permitió a la pareja seguirse en la pista, a la misma velocidad, en dos impresionantes Ferrari 296GTB rojos para demostrar las habilidades adquiridas.
«De pequeña me encantaban los coches, lo heredé de mi padre», afirma Fernanda. «Pero nunca pensé que cuando fuera mayor podría conducir un Ferrari, especialmente en una pista de carreras. Fue genial, una experiencia increíble».
«Te cambia la manera de ver la conducción», añade Sean. «El Corso Pilota te enseña seguridad, no solo la forma más rápida de correr. Una de las cosas más gratificantes que he vivido es cuando te reúnes con todos al terminar el curso».
Después de Corso Pilota, el dúo se llevó un hermoso Ferrari Roma a las Montañas Rocosas de Utah para montar a caballo salvajemente
A la pareja le quedan todavía dos niveles del Corso Pilota, que esperan hacer en cuanto tengan hueco en sus respectivas agendas. No cabe duda de que el curso les ha encantado. Fernanda afirma: «Se lo recomendaría a cualquiera. Es un día verdaderamente memorable que te ayudará como conductor, seas quien seas».
Pero para Fernanda y Sean la experiencia Ferrari no terminó aquí, ya que se les entregaron las llaves de un Ferrari Roma de color negro azabache para que conocieran las montañas de Utah durante un fin de semana.
Sorprendentemente, no hubo discusiones sobre quién debía conducir durante estas minivacaciones.
«En absoluto», asegura Sean. «El único problema fue que quizá abusé de Sinatra en el equipo de música. El Roma es tan cómodo que me limité a recostarme y a disfrutar del viaje y el paisaje. Aunque a veces Fernanda olvidaba que aquí la velocidad se mide en millas por hora, no en kilómetros por hora».
La comodidad y la velocidad del Roma demostraron ser el vehículo perfecto para la pareja, quienes afirmaron querer tener su propio modelo en algún momento en el futuro
Juntos, los dos modelos se deleitaron montando a caballo por el paisaje salvaje de las afueras de la ciudad de Moab y conduciendo en el silencio de la noche bajo un manto de estrellas.
«Las carreteras de los alrededores son difíciles», explica Sean. «Solo hay una carretera de entrada y otra de salida. Y si llegábamos al inicio de una pendiente y empezábamos a subir, no podíamos ver lo que había al otro lado de la carretera. ¡Uf! Definitivamente, a 160 kilómetros por hora, la experiencia como copiloto fue única. Es decir, el coche se portó increíblemente».
Y el coche en cuestión, el Ferrari Roma, dejó tal impresión que tanto Fernanda como Sean se han propuesto tener uno en algún momento.
«Con él, un viaje de cuatro horas pareció durar una hora y media», dice Fernanda. «Es un coche sumamente elegante».
Y Sean añade: «Es precioso. Nunca me han parado en un coche tanto como en este. Eso sí, en parte quizá se debiera a que estaba con una supermodelo brasileña de 1,80 metros de altura...».