Cuando la genialidad de un constructor converge con la maestría de un gran carrocero y la inspiración de un diseñador visionario nacen obras maestras capaces de abrir nuevos caminos en el panorama automovilístico. Si, además, ese constructor es Enzo Ferrari, el carrocero es Alfredo Vignale y el diseñador Giovanni Michelotti, nacen obras de arte como el Ferrari 250 Europa Vignale.
Kevin Cogan, empresario norteamericano del sector inmobiliario, quedó prendado del estilo y la singularidad del vehículo hasta el punto de adquirirlo e iniciar un largo y minucioso proceso de restauración con el asesoramiento de Ferrari Classiche, que posteriormente certificó el modelo.
“Mi familia colecciona coches, sobre todo Ferraris, desde hace más de 25 años, pero nunca había visto un modelo como el Vignale, un vehículo capaz de emocionar como pocos. Hace unos seis años, cuando me enteré de que estaba a la venta, no dudé en comprarlo e iniciar el proceso de restauración, que ha durado cerca de dos años y medio. El resultado es extraordinario y me siento muy orgulloso. Aún recuerdo la gran emoción que mi familia y yo experimentamos el día que finalizó la restauración”. Ha sido, en todos los aspectos, un trabajo largo y minucioso que ha entusiasmado a Cogan.
“Más que una restauración ” –explica el coleccionista– “ha sido un viaje en el tiempo, porque nos ha permitido entender cómo se concibió y fabricó el vehículo en 1951. Cuando se emprende un proceso de estas características, uno se siente imbuido de una responsabilidad especial, la de contribuir a preservar la historia, y esto requiere meticulosidad y una precisión absoluta”. En este sentido, la historia del Ferrari 250 Europa Vignale es particular. Se presentó en el Salón del Automóvil de París de 1953 y es uno de los últimos coupés de la marca del Cavallino Rampante que adoptó una carrocería Vignale antes de la decisión de Ferrari de confiar en un único carrocero. También fue el primer vehículo de carretera de 12 cilindros desarrollado a partir de un solo carrocero y sobre el diseño de Gioachino Colombo, uno de los primeros y más importantes diseñadores de motores de Italia y de la historia de Ferrari. “¡Me habría gustado ver la cara de Enzo Ferrari cuando contempló por primera vez el vehículo con todos aquellos cromados!” –bromea Cogan– “aunque imagino que habría quedado satisfecho con el resultado. En el fondo, es un auténtico GT, con su techo bajo, sus tomas de aire pequeñas y el paso de rueda abombado, pero es distinto de cualquier otro Ferrari de la historia”.
El proceso de restauración se ha efectuado involucrando al departamento Ferrari Classiche desde las primeras fases. “Para mí, poder contar con la ayuda de Ferrari Classiche significa tener el apoyo de un grupo de profesionales excepcionales. He certificado más de veinte joyas del Cavallino Rampante y, en cada caso, todo el proceso que lleva a cabo el personal de Ferrari es minucioso porque, a veces, la certificación se paraliza por un pequeño detalle. No oculto que, cuando recibes el “Libro Rojo”, experimentas una sensación de alivio”.
No son pocos los Ferrari que posee Cogan, casi todos ellos especiales. “Mi colección incluye un Ferrari 400 Superamerica (primera serie) de belleza incomparable y un 410 Superamerica de la tercera serie, de la que solo se produjeron 12 unidades”. La pasión por la conservación y restauración de estas obras maestras de la mecánica no se agotó con el 250 Europa Vignale, sino que continuó con un nuevo proyecto también ligado a los coches de Maranello. “Desde hace ya dos años, estamos restaurando un 340 America de 1951 utilizando también como recurso un rico archivo fotográfico de más de 100 imágenes muy detalladas de la época, lo que es una suerte, porque permite ver elementos esenciales para hacer una restauración correcta. El coche corrió en Le Mans en 1951 y 1952, lo que significa que pudimos acceder a un gran número de documentos, entre ellos cartas y textos en los que Enzo Ferrari en persona y Luigi Chinetti se comunicaban con el cliente que había pedido el modelo: se trataba de Louis-Dreyfus, piloto y gran coleccionista de vehículos Ferrari.
Gracias a estos documentos, y al equipo de Ferrari Classiche, hemos podido descubrir que algunas características del coche que pensábamos que eran incorrectas, en realidad no lo eran, sino que se trataba de modificaciones que el propio Enzo Ferrari quiso introducir en el vehículo entre 1951 y 1952. Este episodio confirma la importancia de la documentación original que posee Ferrari, también porque, sobre todo en aquellos años, cada vehículo tiene su propia historia”.
A Cogan le encanta compartir los modelos de su colección con los amantes del motor y con la comunidad en general. “Creo que son algo más que “simples” automóviles. Son el retrato de una época y de los procesos creativos, industriales y tecnológicos de hace muchos años. Y no solo eso. Son obras de arte y, como tales, transmiten placer y emociones a aquellos que tienen la posibilidad de verlos de cerca. Mi satisfacción se basa en dos puntos. El primero es el “guau” que profieren quienes ven el coche, porque significa que he conseguido transmitir a los demás mi emoción al devolver a la vida una obra maestra. El segundo está ligado al concepto de familia. Ver a un niño que dice al padre “Papá, es un Ferrari!” mientras corre hacia el coche es una fuente de satisfacción increíble. Me gusta dejar que los niños o jóvenes que me preguntan si pueden hacerse una foto con el vehículo la hagan, porque ese recuerdo permanecerá imborrable en su memoria incluso después de muchos años”. Cuando la belleza del 250 Europa Vignale y la calidad de la restauración recibe el reconocimiento del jurado en los concursos de elegancia, la satisfacción es aún mayor. Por eso Cogan se siente orgulloso del reconocimiento otorgado a su vehículo el año 2016 en Palm Beach, donde venció la Elegance Cup, y en el reciente Concours d'Elégance Suisse, celebrado en el Castillo de Coppet, cerca de Ginebra, donde el 250 Europa Vignale fue la auténtica estrella del evento.
“Había muchísimas personas que conozco y admiro por el trabajo que hacen con sus coches de época, coleccionistas extraordinarios con auténticas obras de arte. No esperaba ganar, así que me sentía feliz simplemente por participar en este concurso. Cuando otorgaron el Premio de excepción a mi 250 Europa Vignale, quedé verdaderamente emocionado y sorprendido. Y la emoción fue en aumento cuando, más tarde, el coche recibió el premio “Best of Show” del jurado independiente, porque significaba que este Ferrari había llegado al corazón de la gente”.