Texto: Richard Bremner
Las líneas de producción de Carrozzeria Scaglietti conjugan tecnología robótica de vanguardia con un toque humano
Un verdadero artesano del metal, Domenico Corigliano, lleva 37 años trabajando en la planta de Scaglietti y es capaz de detectar cosas que pocos de nosotros percibiríamos. Y en esas ocasiones en las que descubre algún tipo de desperfecto, por mínimo que sea, sabe exactamente lo que tiene que hacer.
Martillos, limas y calibres en forma de estrella han sido tradicionalmente las herramientas de los carroceros. Sin embargo, solo a unos metros de Corigliano, encontraremos robots a pleno rendimiento aplicando remaches autoperforantes para fijar los paneles exteriores continuos del 488 con su estructura interior.
Esta combinación de técnicas tradicionales y tecnología avanzada convierte la planta de carrocerías Scaglietti de Ferrari en un universo excepcional y en la fuente de un componente clave para el placer de poseer un Ferrari. Con sede en Módena, Carrozzeria Scaglietti y Ferrari han estado asociadas desde 1947, cuando Enzo Ferrari preguntó a Sergio Scaglietti dónde encontrar un taller de reparación de carrocerías que fabricase un par de guardabarros para un coche que estaba participando en un evento de resistencia de 1600 Km.
Un año más tarde, Scaglietti reparó un barchetta accidentado para Ferrari y este fue el origen de otros pedidos para un coche deportivo de 2,0 litros y, en 1952, una carrocería para el Mondial de 4,0 litros. Siguió el trabajo en el emblemático Testarossa, junto con el traslado a una nueva fábrica a Via Emilia Est, Módena, financiada parcialmente por Enzo. Los dos se hicieron amigos, y Sergio inició también una estrecha relación con el hijo de Enzo, Dino, que visitaba a menudo la Carrozzeria.
En la actualidad existen tres líneas de producción: El equipo V8 construye el 488 GTB y Spider y el California T, el equipo V12 construye el F12berlinetta, el F12tdf, el GTC4 Lusso y el GTC4 Lusso T (V8), mientras que el equipo Serie Speciale se dedica al LaFerrari.
Las dos líneas que construyen los vehículos con carrocería de aluminio siguen básicamente los mismos principios, utilizando robots de alta precisión para el montaje dimensional y estructuralmente más delicado, y recurriendo a artesanos altamente capacitados para lograr un acabado estético perfecto.
El proceso de montaje de la carrocería para las líneas V8 y V12 comienza con la llegada de las unidades centrales del chasis. El proceso de convertir un chasis del modelo V8 en una carrocería lista para pintar tiene una duración aproximada de 10 horas y del doble en el caso de los modelos V12.
La estructura interior está construida utilizando una combinación de robots y soldadura manual, siendo un elemento crucial la medición por láser de las dimensiones clave para las tolerancias realizada por el robot Perceptron, 301 dimensiones en concreto en el caso del 488 GTB. El Perceptron realiza la medición de todas las carrocerías para garantizar la máxima precisión.
Claudio Gambarelli, director del taller de carrocería en bruto, explica cómo los jóvenes que se incorporan a la empresa reciben formación en la Scuola dei Mestieri [Escuela profesional] para aprender las técnicas de cada una de las fases de producción. En Ferrari, más que los coches, es el equipo de trabajo, con su pasión y su experiencia, el que marca la diferencia.
Las tradiciones y los procesos transmitidos de generación en generación consiguen un producto final verdaderamente exclusivo. El ámbito de la Serie Speciale esto es incluso más apreciable.
El LaFerrari requiere 50 horas de montaje y acabado de alto nivel de la base de fibra de carbono revestida con sus paneles exteriores, varios con textura vista perfectamente alineada. Scaglietti fabrica los módulos frontales y traseros de aluminio del LaFerrari, produciendo carrocerías a un ritmo de una diaria, prodigándoles 480 minutos de atención en cada una de las cinco estaciones de trabajo.
En una inmensa sala de cristal cercana se encuentra un F12tdf sobre una placa de acero macizo. Es el nuevo centro de metrología de Scaglietti que mide 1200 puntos de referencia en cada vehículo, tal y como explica Marcello Baldelli: ‘Fabricamos cuatro coches cada día y dedicamos dos horas a cada coche. Los datos dimensionales se almacenan en un archivo y se recuperan en su momento’.
Se trata de un mundo alejado de los días en que Corigliano moldeaba paneles enteros martillo en mano. Ahora, lo mejor de estas técnicas artesanales se combina con la sólida precisión que ofrece la tecnología moderna. Es agradable saber que esto se realiza en la fábrica de uno de los mejores amigos de Enzo.