Gavin Green
Empezamos una nueva serie de artículos con los que queremos reivindicar la figura de antiguos pilotos de Ferrari que no ocuparon el puesto que merecen en la historia. El primero es Giancarlo Baghetti, que no solo consiguió la victoria para Ferrari en su debut como piloto en el Campeonato del Mundo de Fórmula 1, sino que fue el primer triunfo de un Ferrari F1 con motor central
Además de ganar la carrera que inauguraba la temporada del mundial de Fórmula 1, Giancarlo Baghetti es el único piloto que ha ganado el Gran Premio con el que debutaba en el campeonato. De hecho, ganó sus tres primeras carreras de Fórmula 1, todas para Ferrari.
Sus dos primeras victorias fueron en carreras previas al comienzo del mundial de F1 de 1961. Puede que no sumasen puntos para la clasificación final, pero, en aquella época, eran eventos importantes. De hecho, en el GP de Siracusa de abril de 1961, Baghetti tuvo que enfrentarse a figuras de la talla de Stirling Moss, Jim Clark, Graham Hill, Dan Gurney o Jack Brabham, defensor del título de campeón mundial de Fórmula 1 en aquel momento.
Fuera cual fuera el calibre de la competición, Baghetti ganó en Sicilia y demostró la potencia que desplegaba el primer F1 de Ferrari con motor central, el 156. Tres semanas después, Baghetti volvió salir victorioso en el GP de Nápoles, este vez con menos oposición debido a la presencia de muchos de sus rivales en el Gran Premio de Mónaco, que abría el campeonato de F1 ese mismo fin de semana.
Aun así, cuando llegó el GP de Francia de 1961 en julio, cuarta ronda de la temporada de Fórmula 1, muchos pensaban que el joven debutante italiano recibiría su merecido.
Fue la primera carrera de Baghetti en el Campeonato Mundial. Tenía 26 años. Sin duda conducía el mejor coche, el nuevo 156 de Ferrari, conocido con el apodo de “Sharknose” (morro de tiburón) debido a su inconfundible morro afilado. Pero también estaban allí sus compañeros de equipo más ilustres, los estadounidenses Phil Hill y Richie Ginther, y el alemán Wolfgang von Trips, todos ellos con el motor V6 más avanzado y potente. Además, había que contar con Moss, Brabham, Clark, Hill y compañía, que también aspiraban a hacerse con el triunfo. Nadie apostaba por Baghetti, a pesar de sus dos impresionantes victorias fuera del campeonato de F1.
Aunque salió desde la 12ª posición de la parrilla, el joven italiano se abrió paso por la pista como una exhalación, mostrando una madurez y frescura asombrosas mientras los otros tres pilotos de Ferrari sufrían problemas mecánicos. Al final de la carrera de Reims, estaba luchando por el liderato en un circuito diseñado para alcanzar altas velocidades. En la recta final, el Ferrari de Baghetti pasó al Porsche de Dan Gurney y le sacó una ventaja de 0,1 segundos al cruzar la meta.
Baghetti no solo se convirtió en el primer piloto en ganar el Gran Premio en el que debutaba, sino también en el primer italiano que ganaba una carrera del Campeonato Mundial de F1 desde Luigi Musso en 1956. Lo que es más, lo hizo en un Ferrari. Italia tenía un nuevo héroe en los circuitos, alguien que había entrado en escena a una velocidad vertiginosa.
Baghetti había llamado la atención de Enzo Ferrari tras su éxito en la Fórmula Junior de Italia de 1960, un conocido semillero de estrellas de este deporte. Como buen patriota, siempre dispuesto a promover a las jóvenes promesas del país, Enzo ayudó a formar un equipo de producción de prototipos que eventualmente asignó uno de los nuevos Ferrari 156 al joven.
La siguiente carrera del mundial fue el Gran Premio de Gran Bretaña en Aintree. Los Ferraris exhibieron un dominio absoluto que finalizó con las tres primeras posiciones en manos de tres pilotos más veteranos encabezados por Von Trips, que entró delante de Phil Hill y Ginther. Baghetti se estrelló cuando iba en 10ª posición. Cuando su Ferrari se salió de la pista, el comentarista pronunció unas palabras que quedarán para el recuerdo: “¡Baghetti por fin ha sido derrotado!”.
Nunca volvería a terminar entre los tres primeros en un Gran Premio del Campeonato Mundial. Al año siguiente, volvió a competir con Ferrari, pero 1962 fue una temporada menos fructífera para la Scuderia después los títulos logrados el año 61 en las categorías de constructores y pilotos (con Hill). El mejor resultado de Baghetti fue cuarto en la primera prueba de la temporada, el Gran Premio de Holanda. Dejó Ferrari después de 1962 y se retiró en 1968, con solo 33 años.
A diferencia de la mayoría de los pilotos de F1, Baghetti logró sus mayores éxitos al comienzo de su carrera. Tras retirarse, se dedicó a disfrutar de la vida trabajando en diversas ocupaciones, entre ellas, las de fotógrafo y comentarista de deportes de motor. Murió de cáncer en 1995, con 60 años. En sus últimos años, afirmó que tal vez debería haberse retirado a finales de 1961. “Entonces todos me habrían recordado como un fenómeno”.