Ben Pulman
Hace una década, Ferrari introdujo un cuatro plazas que cambió radicalmente el concepto de GT deportivo: el FF
El FF, siglas de Ferrari Four, no solo tenía cuatro lujosos asientos que envolvían al conductor y sus acompañantes, sino que era también el primer Ferrari con tracción a las cuatro ruedas.
La extraordinaria combinación de rendimiento, versatilidad, comodidad y sofisticación cautivó a los clientes. El FF era sencillamente el coche más versátil jamás producido por Ferrari. Pero lo más extraordinario era la forma en que Maranello consiguió esta fórmula única. Fue a través de un extraordinario sistema de tracción a las cuatro ruedas patentado por Ferrari y bautizado como 4RM.
A diferencia de la tracción 4x4 convencional que se instalaba en los coches con motor delantero, el 4RM permitía mantener la arquitectura del motor central delantero. Con el V12 situado detrás de las ruedas delanteras para distribuir el peso de manera óptima, la solución, ingeniosa pero simple, fue colocar una pequeña unidad de transferencia de energía o PTU (Power Transfer Unit) delante del motor. La nueva PTU, situada sobre el eje frontal, transmitía el par motor a las ruedas delanteras y lo distribuía a la izquierda o la derecha según las necesidades.
Esta novedosa configuración proporcionaba un ahorro de peso del 50 % en comparación con los sistemas de tracción a las cuatro ruedas tradicionales, lo que se traducía en una mejora de la relación peso/potencia. Se mantenía el centro de gravedad bajo, así como la excelente distribución del peso habitual en los Ferrari, con más del 50 % del peso descansando sobre el eje trasero a pesar de ser un coche con motor delantero.
Pero los avances técnicos no acababan ahí. El nuevo motor de 660 CV era el el primer V12 de Ferrari que se combinaba con una caja de cambios de doble embrague de F1, a cuya carcasa se incorporaba el diferencial electrónico (E-Diff) para reducir el peso. La sofisticada electrónica de control del 4RM se integraba en el E-Diff y el control de tracción F1-Trac para garantizar una manejabilidad excelente en cualquier situación. Lo único que tenía que pensar el conductor era cuál de las cinco posiciones de manettino seleccionar, incluida la nueva opción Ice-Snow (hielo-nieve), calibrada para ofrecer la máxima estabilidad en condiciones de poco agarre.
Pero este no fue el primer sistema de tracción a las cuatro ruedas de Ferrari. A finales de los ochenta, se puso en marcha un proyecto especial para explorar el potencial de una serie de innovaciones técnicas que podrían incorporarse en futuros Ferraris de producción. De ahí nacieron dos conceptos de vehículo denominados 408/4RM.
Construidos entre 1987 y 1989, ambos vehículos utilizaban un único V8 de 4 litros, y la estructura de aluminio introducida en uno de ellos anticipaba el futuro de la automoción. Aprovechando las extraordinarias capacidades de fundición de Ferrari, los dos modelos se crearon con mamparos delanteros de magnesio. Los paneles de la carrocería estaban hechos de un compuesto ligero y la suspensión hidráulica permitía controlar la altura del vehículo.
La tracción hidráulica a las cuatro ruedas, aún en fase experimental, también se mostró prometedora y la tecnología fue patentada. Al igual que la PTU del FF, el acoplamiento del 408/4RM también tenía un diámetro reducido. Introducía un sofisticado sistema de control de deslizamiento limitado que proporcionaba a ambos prototipos la respuesta y manejabilidad que se espera de un Ferrari.
Tras una evaluación exhaustiva de los proyectos, en 1991 el vicepresidente Piero Ferrari declaró que la tracción a las cuatro ruedas aún no se adaptaba a la filosofía de la empresa ya que, según sus palabras, “aumenta el peso del coche unos 200 kg. Sin embargo, queremos que los coches que hagamos en el futuro sean aún más ligeros que los de hoy”.
Esa fue la posición de Ferrari durante casi dos décadas, a lo largo de las cuales las lecciones aprendidas con el 408/4RM y el posterior concepto Millechili (que significa 1000 kilos en español) consiguieron reducir el peso de cada nueva generación de Ferraris de carretera con nuevas tecnologías tales como el uso de estructuras y paneles de aluminio en la carrocería. Con la llegada del FF, introducido en enero de 2011, Ferrari presentaba por primera vez un innovador sistema de tracción a las cuatro ruedas que se adecuaba a su filosofía de disminución del peso.
La tecnología mejoró con la introducción del Ferrari GTC4Lusso en 2016. El corazón del nuevo sistema 4RM Evo seguía siendo la novedosa PTU, más precisa que nunca y capaz de transmitir el 90 % del par disponible a la rueda exterior.
En el GTC4Lusso, el 4RM Evo se combinó por primera vez con una la tecnología de dirección a las ruedas traseras, lo que dio lugar al sistema 4RM-S (tracción y dirección a las cuatro ruedas) patentado por Ferrari. La dirección trasera hizo que el coche fuera más ágil al entrar en las curvas, y los sofisticados controles del vehículo estaban perfectamente integrados para que el conductor manejase sin esfuerzo el extraordinario par motor del GTC4Lusso incluso en carreteras nevadas, mojadas o con poco agarre.
Después de una década, el sistema Ferrari 4RM sigue siendo único, tan único como el FF y el GTC4Lusso.